Es una proyección hasta 2030; falta de diagnóstico.
De acuerdo con una "modelización" realizada a
partir de la prevalencia de la hepatitis C en el país (número de casos en la
población) y de la historia natural de la enfermedad, un trabajo que acaba de
publicarse en el World Journal of Hepatology estima que, aunque disminuirá la
cantidad de infectados con el virus, aumentarán las muertes.
Esta aparente paradoja se explica por la falta de
diagnóstico: como la hepatitis C es una enfermedad que no da síntomas y que
tarda décadas en desarrollarse, sólo una ínfima proporción de los pacientes
recibe un diagnóstico.
"La mortalidad seguiría creciendo a pesar de la caída
en la incidencia y prevalencia, porque se trata de una enfermedad con una
historia natural de 20 a 30 años -destaca el doctor Marcelo Silva, jefe de
Hepatología del Hospital Austral y uno de los autores del trabajo-. Por lo
tanto, a pesar de que va a haber una caída de casos nuevos, los viejos van a
seguir progresando hasta llegar a la cirrosis y el cáncer, a la necesidad del
trasplante y/o a la muerte."
Primera evaluación
La investigación es la primera en evaluar el impacto de esta
enfermedad en el país. La tasa local de diagnóstico es muy baja, y menor aún la
de tratamiento y cura. Se calcula que de las alrededor de 400.000 personas infectadas
que existen en el país sólo fue tratado en los últimos 15 años el 0,15%.
"La disminución de nuevos casos se explica por las
mejoras introducidas en las medidas de bioseguridad con posterioridad al avance
del VIH/sida", explica Silva. Según el médico, por lo menos una vez todos
deberíamos hacernos el análisis sanguíneo para detectar la hepatitis C.
En el país, los procedimientos médicos inseguros son uno de
los factores de riesgo importantes, así como el uso de drogas, las
transfusiones, los procedimientos percutáneos o invasivos en lugares no
seguros.
Según la investigación y su modelo de progresión, la
prevalencia de hepatitis C en la Argentina alcanzó su pico en 2002, con 376.000
individuos infectados. En 2013, se estima que el número aproximado de casos era
342.000, lo que representa un descenso del 10% con respecto a 2002. Además,
para 2030 se proyecta una prevalencia de 241.000 casos, lo que significaría un
descenso del 30% desde 2014.
Por otro lado, la incidencia (nuevos casos) alcanzó su punto
máximo en 1989, con 21.340 infecciones, disminuyendo en 2013 en un 90% a un
estimado de 1850 nuevos casos. La investigación indica que en 2013 había 42.910
pacientes con cirrosis compensada y que en 2030 habrá 69.600 casos.
Fuente: Diario La Nación - Ver más sobre Hepatitis