En 2016 se realizaron 2.663, casi 280 menos que el año
anterior. Los especialistas afirman que falta concientizar a la población y
capacitar al personal médico. Y reclaman mayores recursos.
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“Nos preocupa que se haya registrado una baja en la tasa de
donaciones y en consecuencia de la actividad de trasplante”, advierte el doctor
Carlos Díaz, presidente de la Sociedad Argentina de Trasplantes. A la hora de
buscar una explicación a esa baja, el especialista lo atribuye a que "no
se ha generado suficiente conciencia en las autoridades, en los médicos y en la
población respecto a tener una actitud proclive a la donación de órganos”.
“La situación de la donación de órganos, cuando uno mira
históricamente los últimos 10 años, se ve que desde 2013 hubo un estancamiento
que no se había visto en los años anteriores, con una leve tendencia al
declive. Luego hubo un pico en 2015, pero en verdad, todos estos datos
estadísticos se pueden mirar desde distintos ángulos: no es lo mismo órganos
procurados que órganos implantados. En 2015 hubo mayor porcentaje de descarte
de órganos, por lo que ese incremento no se efectivizó en el número de trasplantes”,
explica a Clarín la presidenta del INCUCAI, la doctora María del Carmen Bacqué.
En Argentina hay 8.008 personas en lista de espera para
recibir un órgano y otras 3.067 a la espera de un trasplante de córnea. Un solo
donante puede salvar la vida de hasta 10 personas. Según datos del INCUCAI, en
lo que va de 2017 se realizaron 643 trasplantes de órganos, entre los cuales
398 fueron trasplantes renales, 156 hepáticos, 41 cardíacos, 24
renopancreáticos, 14 pulmonares, 6 hepatorrenales, 2 cardiorrenales y 2
pancreáticos. Se realizaron además 549 trasplantes de córneas.
Bacqué explica que para mejorar los índices, están haciendo
foco en dos aspectos: por un lado mejorar la detección del posible donante,
para lo que se puso en marcha un sistema de alerta precoz, y por otro lado,
trabajar sobre la negativa familiar como causal de pérdida de donantes.
"Apuntamos a mejorar la comunicación con los familiares, articulando
técnicas de comunicación de malas noticias, para generar confianza en el
sistema, que sepan que es transparente, la asignación es equitativa y regida
por principios bioéticos”, explicó la funcionaria.
“El trasplante es una modalidad de tratamiento que devuelve
la vida a la gente. Todos debemos saber, y ser conscientes de que es algo a lo
que todos deberíamos tener derecho. Tenemos una ley que garantiza la
accesibilidad, un organismo que garantiza su transparencia y adjudicación, pero
aún así, no hay políticas de acción conjunta sobre lo importante que es esto”,
añade Díaz.
“Todos los días se pierden donantes. Y muchas veces es por
desconocimiento del sistema de salud. Por médicos, enfermeros, técnicos que no
tienen incorporada la procuración de órganos o que no saben cómo encarar el
tema con los familiares. La forma en que eso se comunica es fundamental para
que el familiar entienda que la donación, además, es un acto que ayuda al
duelo, está demostrado que después lo transitan mejor”, advierte el doctor
Alejandro Bertolotti, jefe del departamento de Trasplantes de la Fundación
Favaloro.
En Argentina desde 2005 está vigente la ley de donante
presunto, que establece que todos los mayores de 18 años serán donantes de
órganos, salvo que dejen expresa constancia de su negativa. Sin embargo, es un
consentimiento atenuado, que en definitiva depende de la voluntad del familiar.
“Todavía nos encontramos con un 48 a 50% de negativa en ese momento y creo que
es porque los médicos no sabemos comunicar malas noticias, no nos entrenan para
eso”, afirma Bertolotti.
De hecho, para expresar la voluntad de ser donante, lo más
efectivo es enviar la carta de adhesión al Registro Nacional de Expresiones de
Voluntad para la Donación de Órganos y Tejidos. Se puede hacer a través de la
web del Incucai o llamando a una línea telefónica gratuita (0800 555 4628).
“Cuando la persona expresó su voluntad de donar y se anotó
en el registro del Incucai, disminuye mucho la negativa de los familiares”,
dice Bertolotti. Y dice que la voluntad expresada en el DNI o en el registro de
conducir no tiene el mismo peso o nivel de compromiso que la carta enviada al
Incucai.
Sin embargo los especialistas advierten que más allá de las
campañas de concientización, tanto de la población como del personal médico,
también hacen falta más recursos por parte del Estado. “España, país referente
en cuanto a donación y trasplante de órganos, hizo hincapié en tres pilares:
capacitación médica, concientización de la sociedad y la parte económica”, dice
el doctor Mariano Arriola, jefe del Servicio de Nefrología y Trasplante del
Hospital José María Cullen, de Santa Fe. La parte económica se refiere a los recursos
que el Estado dedica al personal que se encarga de mantener el órgano. Ese es
personal médico que depende del Estado, que para hacer ese trabajo debe
especializarse y recibe baja remuneración. “Son médicos que al poco tiempo
dejan de hacerlo porque no les resulta”, añade el médico.
María del Carmen Bacqué cree que las cifras podrían mejorar
este año. “La tendencia del primer trimestre es recuperar e incrementar el
porcentaje que se había perdido. Las estadísticas nos muestran que es posible
alcanzar una suba de 20% con respecto del año pasado”, asegura.
El Obelisco, de verde
Con motivo del Día Nacional de la Donación de Órganos, que
se celebra mañana, el Obelisco se iluminará de verde, y desde las 17 se
reunirán en el lugar autoridades del Incucai, personas trasplantadas,
familiares de donantes, personal médico y docentes para concientizar sobre la
importancia de expresar la voluntad de donar.
Testimonio:
“Hago una vida normal y festejo dos veces: mi cumpleaños y
los años de trasplantado”
Ariel Baragiola nació hace 41 años y hace 22 fue
trasplantado. “Nosotros festejamos dos veces: mi cumpleaños y los años de
trasplantado”, asegura. Cuando tenía 19 años recibió un riñón de su mamá. “Mi
enfermedad arrancó a los 15 años. En un momento empecé a sentirme cansado. De
un ojo empecé a ver amarillo. Después tuve un pico de presión, con 25/15 y
terminé dos semanas en terapia intensiva. Ahí detectaron un virus en los
riñones”, recuerda Ariel, que juega al tenis de chiquito y cree que el deporte
lo ayudó a sobrellevar su enfermedad. Tras esa crisis, la función renal quedó
reducida al 50%. Cuatro años después empezó con diálisis y se hizo los estudios
de compatibilidad con sus padres. “Los dos eran compatibles, pero mi papá tenía
que bajar de peso, así que mi mamá fue la donante. Fue en marzo del 95. Siempre
digo que mi mamá me dio la vida dos veces”, asegura. Hoy sigue jugando al
tenis, es presidente de la Asociación Deportistas Trasplantados y este año
participará por 11° vez consecutiva de los juegos mundiales para deportistas
trasplantados. “Hoy sólo tengo que cuidarme por tener defensas bajas, tratar de
no resfriarme, me hago controles cada tres meses y soy cuidadoso con la
medicación inmunosupresora. Fuera de eso, hago vida normal”, afirma.
Fuente: Diario Clarín - Ver más sobre Donación de Órganos