En la ciudad, el porcentaje de consumidores está estancado
desde 2013 en torno del 23%; más gente prohíbe fumar en su casa o su auto.
Una encuesta que se repite en la ciudad desde 2010 revela
que no cede la adicción al cigarrillo, pero crece el rechazo social al humo de
tabaco en los ambientes privados, como la casa o el automóvil.
Aunque los resultados hablan de una disminución del consumo
del 5,1% en estos siete años, encienden una señal de alerta: mientras que en
2014 fumaba el 22,9% de los jóvenes y los adultos, actualmente lo hace el 23,6%
de esa población, casi como en 2013 (23,5%). Existe un freno en la tendencia.
"Vimos que todo se fue relajando. Por un lado se
sumaron nuevos fumadores y, por otro, aparecieron otras alternativas de
consumo, como el cigarrillo electrónico, el narguile o pipa de agua y el tabaco
suelto para armar cigarrillos, que es más económico y lo usan los más jóvenes.
Faltan controles y campañas de salud pública más intensas y prolongadas",
dijo el cardiólogo Darío Marsicano, presidente del Centro de Investigaciones de
Enfermedades No Transmisibles (Cienta) y especialista en cesación tabáquica del
hospital Ramos Mejía.
El especialista presentó ayer en la Legislatura local la
encuesta realizada en marzo último a 1503 porteños, una muestra representativa
de la población mayor de 18 años, por la consultora Aresco. Hasta 2014, el
relevamiento estaba a cargo del proyecto "Buenos Aires: Ciudad Libre de
Humo" que dirigía Marta Angueira, ex coordinadora del Programa de
Prevención y Control del Tabaquismo del Ministerio de Salud de la Capital.
Entre 2010 -un año antes de que entrara en vigor la nueva
ley de control del tabaco porteña- y 2013, un 5% de porteños dejó de fumar.
Desde entonces, las cifras no cambiaron: de los 2,3 millones de personas
mayores de 18 que viven en Buenos Aires, fuman unas 535.000, según los datos
presentados ayer.
Para la diputada Victoria Roldán Méndez (Pro), que preside
la Comisión de Salud de la Legislatura, la sanción de la ley local redujo la
cantidad de fumadores "más que nada" por la prohibición de fumar en
espacios públicos. Pero sostuvo que "una ley no sirve si no se implementa
junto con controles".
Angueira, en tanto, consideró: "La población tomó
conciencia de los riesgos para la salud y eso se ve claramente en las
decisiones de no fumar en las casas u otros ambientes privados. Pero si bien
hay que intensificar los controles, es difícil tener un inspector en cada
quiosco para que no le vendan cigarrillos a los menores o en todos los bares y
los espacios públicos donde está prohibido fumar. Es una ley en la que
básicamente importa el control ciudadano".
En ese sentido, la encuesta indagó cómo reacciona la gente
cuando una persona enciende un cigarrillo en un ámbito privado o si hay chicos
cerca. Estas respuestas fueron las que más sorprendieron a los especialistas:
más del 80% de los fumadores y no fumadores toman medidas para conservar los
ambientes libres de humo de tabaco cuando se trata de sus casas, el automóvil o
las áreas para niños en parques y plazas (algunos legisladores analizan ampliar
la prohibición de fumar en espacios abiertos a las zonas de juegos infantiles).
Mientras que el 61,4% dijo que si alguien prende un
cigarrillo en su casa lo invita a salir a fumar afuera, el 20,5% le pide que se
acerque a una ventana. La primera reacción fue la que más creció desde 2010,
cuando el 45,3% de los entrevistados respondió de esa manera. Mejoró un 7,9%
con respecto a 2014.
También, hace siete años, casi tres de cada 10 personas no
decían nada si alguien fumaba en su casa. En cambio, hoy, eso se redujo casi a
la mitad.
Si en lugar de la casa, se trata del automóvil, el 82,6% no
permite fumar. "Y esto ocurre aun cuando los dueños sean fumadores
-sostuvo Marsicano-. Las mujeres son mucho menos permisivas que los
hombres."
Sin embargo, la presencia de chicos en el auto no parecería
influir tanto en esa reacción, a diferencia de lo que pasaría si la prohibición
de fumar se extendiera a predios como plazas y parques: el 45,6% estaría en
desacuerdo con la medida en general, aunque apenas un 20,2% desaprobaría
proteger del humo de tabaco específicamente las áreas de juegos infantiles.
Reclaman la adhesión a un convenio mundial
Ochenta organizaciones reclamaron a los poderes Legislativo
y Ejecutivo nacionales la "urgente ratificación" del Convenio Marco
de Control del Tabaco (CMCT), un tratado de salud pública de la OMS para
reducir la epidemia de tabaquismo. La declaración se difundió en una jornada de
la Fundación Interamericana del Corazón (FIC Argentina) con la Coalición
Argentina de Control de Tabaco en el Congreso.
La Argentina es el único país de América del Sur que no
integra el CMCT: lo firmó en 2003, pero no lo ratificó. "Es deber del
Estado garantizar la salud como un derecho humano por encima de cualquier
interés particular", afirman las entidades. El convenio, además de
disminuir la carga de muerte, enfermedad y discapacidad por el tabaquismo,
garantiza "la transparencia de las relaciones entre el gobierno y la
industria tabacalera y evita que las empresas obstaculicen políticas efectivas
para el control del tabaco".
En primera persona
Sabrina Martínez - empleada administrativa
"En mi casa no permito que nadie encienda cigarrillos;
a lo sumo, en la terraza, aunque tampoco me gusta. Yo nunca fumé y me parece
una falta de respeto y una desconsideración. En mi anterior trabajo, una
compañera fumaba adentro y llegué a plantearle al jefe que le exigiera salir.
Es realmente muy nocivo"
Roxana Segatori - periodista
"En julio del año pasado volví a fumar, después de un
año y medio sin hacerlo. Había abandonado por mis hijos; el precio de los
cigarrillos no incidió, son más baratos que en otros países. Y retomé por
estrés, mis problemas... aunque creo que son todas excusas: en definitiva, lo
disfruto, me gusta fumar un cigarrillo en algunos momentos"
Mónica Olmos - licenciada en bioimágenes
"Hacía rato que tenía intención de dejar de fumar y
finalmente abandoné, después de 45 años. Lo hice por mi salud y por la de mis
animales. Busqué ayuda y la encontré en el hospital donde trabajo. Las
restricciones al cigarrillo en ciertos espacios ayudan. En un mes y medio dejé.
Mi primera sensación fue de libertad"
Fuente: Diario La Nación - Ver más sobre Tabaquismo