En 2008, advertimos sobre el riesgo sanitario que enfrentaba
la población mundial debido al aumento de las enfermedades crónicas. Así,
acompañamos el pedido de la OMS a los gobiernos para que asuman un fuerte compromiso
para evitar el aumento proyectado de muertes ocasionado por éstas enfermedades.
Hoy, una vez más, estamos peleando para impedir recortes en nuestro sector y en
el de la salud pública.
Según la OMS, las enfermedades crónicas son la principal
causa de muerte en el mundo. De los casi 58 millones de muertes durante el año
2005, el 60% fueron por enfermedades crónicas, encabezadas por la Enfermedad
Cardiovascular (ECV) y el cáncer en países desarrollados e infecciones en los
no desarrollados; no obstante, las enfermedades crónicas no comunicables
persistieron en su crecimiento numérico. La Enfermedad Renal (ER) es común en
la gente que padece ECV o que tiene factores de riesgo. Al mismo tiempo ha sido
reportada como un factor de riesgo para el desarrollo de ECV y su presencia
condiciona malos resultados en el contexto de infecciones y cáncer. El grado de
conocimiento de la población general sobre estas enfermedades es escaso y
confuso. La difusión en los medios es todavía insuficiente, así como la acción
oficial para alertar y corregir el problema.
En el sitio web del Banco Mundial, es posible comparar los
gastos en salud de nuestro país, con nuestros vecinos, Chile y Uruguay. Allí,
se muestra el claro deterioro que ha sufrido la inversión per cápita medida a
través de los años. Mientras que Argentina invirtió U$S 1137 en 2014, Chile U$S
1749 y Uruguay U$S 1792. Para la misma fecha, países como Australia destinaban
más de U$S 4000 y EEUU más de U$S 9400.
En ese contexto, el documento final del último Congreso
Argentino de Nefrología, advirtió una disminución en el ingreso de pacientes no
por políticas públicas, sino porque no llegan a un programa de tratamiento o lo
hacen en tan malas condiciones que no es posible incluirlos. Además, existe una
“tendencia al estancamiento del número de Centros de Diálisis y una fuerte
disminución en Provincia de Buenos Aires”. Finalmente, los autores concluyen
“La cruda realidad de los últimos años obliga a las Autoridades, a los
encargados de fijar políticas de salud, a los Financiadores y a los Directivos
de los Centros de Diálisis a pensar soluciones urgentes porque la situación es
crítica y puede ser peor si no se interviene en lo inmediato”.
El presupuesto que el Estado debe dedicar a la prevención y
tratamiento de estas enfermedades debe ser revisado y readecuado con extrema
urgencia. De otro modo, el número de enfermos cardiovasculares y renales
crecerá de forma insostenible y junto con ellos el número de pacientes que
morirán sin una posibilidad cierta de tratamiento. Seguimos esperando
respuestas.
Fuente: Diario Clarín (Por Alfredo Casaliba: presidente de la Asociación Regional de
Diálisis y Transplantes Renales)