Durante el Congreso Argentino de Cardiología, expertos
expusieron una realidad preocupante. Según el registro del Colegio Argentino de Cardioangiólogos
Intervencionistas, en el país se colocan más de 28.000 stents por año.
Variantes del dispositivo, indicación y cuidados en el centro de debate.
Los stents son pequeños tubos o mallas metálicas que se
colocan en las paredes internas de las venas o arterias para normalizar el
flujo sanguíneo en aquellos casos en lo que se presentan obstrucciones. Estos
dispositivos se utilizan en procedimientos por cateterismo para tratar infartos
agudos de miocardio, angina de pecho u obstrucciones coronarias, aunque su uso
en los últimos años se extendió también a otros territorios vasculares.
Su aporte es mayúsculo. La idea original del stent, que
patentó en 1988 el radiólogo argentino Julio Palmaz cuando trabajaba en los
Estados Unidos, salva a miles de vidas en lo que a intervenciones coronarias se
refiere.
Durante el 43° Congreso Argentino de Cardiología se
definieron algunas conclusiones relativas a los stents y a su prevalencia en
Argentina. Entre las estadísticas, el dato sobresaliente fue que en el país se
colocan 75 stents por día. Según datos del Registro del Colegio Argentino de
Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) correspondientes al año 2015, se colocan
más de 28.000 stents coronarios por año.
De esta considerable suma, aproximadamente el 70 por ciento
corresponde a stents con liberación de fármacos en la pared arterial, para
disminuir la chance de nuevas obstrucciones en el sitio tratado.
"Sin embargo, es muy probable que la cifra real sea
bastante mayor, ya que por tratarse de un registro voluntario, no todos los
centros aportan su información. Comparado con registros previos, surge que la
tasa de uso de stents con liberación de fármacos se incrementa año tras
año", subrayó el cardioangiólogo intervencionista Aníbal Damonte,
vicepresidente del CACI.
Características y funciones del dispositivo
En la sesión se detallaron las diferentes posibilidades de
los stents. José Álvarez, médico especialista en cardioangiología
intervencionista, repasó que no solo se colocan para tratar obstrucciones de
las arterias coronarias, "sino también en carótidas, arterias renales,
arterias de miembros inferiores, aorta, arterias intracraneanas, subclavias e
incluso en venas, aunque aquí su uso es mucho menos frecuente que en las
arterias".
Existen tres grandes tipos de stents: los tradicionales, los
liberadores de droga y los biodegradables o bioabsorbibles. El primero -el que
se desarrolló inicialmente-, sostiene la luz (espacio interior) de la arteria
de manera mecánica y luego permanece allí. Si bien constituye un hito en el
tratamiento de las obstrucciones arteriales, también presenta un importante
nivel de reestenosis (nueva obstrucción).
Luego, llegaron los stents liberadores de droga, que sumaron
otra función: la de progresivamente liberar un fármaco que contribuye a impedir
la proliferación excesiva de células que pudieran re-ocluir la luz de la arteria.
Finalmente, en los últimos años, se presentaron los stents 'biodegradables',
con la característica de, además de liberar droga, ir disolviéndose con el
tiempo, con una duración aproximadas de 3 años.
Con respecto a la indicación y cuidados
En otros temas que se expusieron se informó que para el uso
de stents no existe una indicación única y universal. Cada cardioangiólogo debe
evaluar la condición médica y la situación de cada paciente para la elección
del dispositivo más adecuado según la ocasión.
Álvarez explicó que tampoco existe un límite preestablecido
en cuanto a la cantidad a colocar por procedimiento. Pero recordó que no deja
de ser un elemento extraño dentro del cuerpo, por lo que aconsejó colocar solo
los que sean estrictamente necesarios para mantener la arteria abierta.
Por el lado de los cuidados, tras una intervención que dura
entre una y dos horas, el paciente queda en observación unas 24 horas, dependiendo
de su condición médica, y podrá retomar sus actividades cotidianas en
aproximadamente una semana. En tanto, para la etapa posterior a la
intervención, Damonte explicó que los pacientes deben cumplir con el
tratamiento antiagregante plaquetario y con un estricto programa de prevención
secundaria de la enfermedad coronaria.
"Esta consistirá básicamente en instrumentar conductas
tendientes a evitar el desarrollo de nuevas obstrucciones en otras arterias
coronarias, como eliminar el tabaquismo (si fumase), modificar hábitos
alimentarios, un control estricto del perfil de lípidos y de la presión
arterial, de la diabetes en quienes sufran esta enfermedad, del estrés, y un
plan de actividad física adaptado a las posibilidades de cada paciente, siempre
en el marco de un programa diseñado y supervisado en conjunto por el cardiólogo
de cabecera y el cardioangiólogo intervencionista", concluyó.
Fuente: Diario Infobae - Ver más sobre Salud Cardiovascular