
La afección que más mata es la cardiopatía isquémica,
causante del 13,2% de los decesos en el mundo durante 2012, el último año con
estadísticas definitivas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Si a la cardiopatía isquémica se suman los accidentes
cerebrovasculares (segunda causa con 11,9%) y la cardiopatía hipertensiva
(décima con 2%), se llega a la conclusión de que tres de cada diez personas
mueren por enfermedades del corazón. Son cerca de 17,5 millones de decesos.
En tercer lugar está la enfermedad pulmonar obstructiva, con
5,6% de muertes. La siguen las infecciones respiratorias inferiores (5,5%), los
cánceres de tráquea, bronquios y pulmón (2,9%), el sida (2,7%), la diarrea
(2,7%) y la diabetes (2,7%).
La única causa llamada externa, que no es una enfermedad,
son los accidentes viales, causantes del 2,2% de los decesos en el mundo.
"Las dos primeras causas de muerte son las primeras
desde hace décadas, aunque están descendiendo en los países desarrollados. Las
que más han aumentado a nivel mundial son el cáncer de pulmón y la
diabetes", dice a Infobae el licenciado en medicina Fernando G. Benavides,
catedrático de la Universidad Pompeu Fabra y presidente de la Sociedad Española
de Epidemiología.

Ariel Karolinski es consultor de la Organización
Panamericana de la Salud (OPS/OMS) en Argentina. Además es médico especialista
en obstetricia y ginecología por la Universidad de Buenos Aires, y magíster en
efectividad clínica.
En diálogo con Infobae, cuenta que el origen de muchas de
estas afecciones está en el estilo de vida. Por ejemplo, en el consumo de
ciertas sustancias.
"Es muy relevante el peso del tabaco a nivel mundial,
fundamentalmente condicionando la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que
es una de las más importantes. Una de cada diez muertes de adultos se debe al
consumo de tabaco, que se manifiesta también en afecciones coronarias, en
accidentes cerebrovasculares y en cáncer de pulmón", dice Karolinski.
En cambio, las enfermedades transmisibles, maternas,
perinatales y relacionadas con la nutrición, causaron un 23 por ciento. Entre
las diez principales, aparecen el sida, la diarrea y las infecciones
respiratorias.
El 9% restante corresponde a los traumatismos, encabezados
por los accidentes de tránsito. En menor proporción aparecen los homicidios y
los suicidios.
¿A qué edad se muere la gente? El 15,3% tiene menos de 15
años; el 41,2%, entre 15 y 69 años; y el 43,5%, 70 años o más.
La enorme desigualdad de la muerte
Estas causas predominan si se toma al mundo en su conjunto.
Pero si se lo divide por regiones o por las características socioeconómicas de
las naciones, hay muchas diferencias.
La OMS clasifica a los países en cuatro grandes grupos: los
de ingresos bajos, que agrupan al 13,3% de los fallecidos cada año; los de
ingresos medio-bajos, en los que habita el 35,6%; los de ingresos medio-altos,
que reúnen al 30,2%; y los de ingresos altos, con el 20,9 por ciento.
La desigualdad entre el primero y el último grupo son
alarmantes, aunque la brecha se ha reducido notablemente en las últimas
décadas.

Para empezar, los tres principales desencadenantes de los
decesos en los países de ingresos bajos son enfermedades contagiosas, de mucho
menor incidencia en los ricos. Las infecciones respiratorias inferiores son las
más letales entre los primeros, y también están presentes en los segundos,
aunque en el sexto lugar. Pero otras causantes, como sida, diarrea, malaria,
prematuridad, tuberculosis, asfixia y trauma al nacer, y desnutrición, han sido
erradicadas en los países de ingresos altos, o -como el HIV- tienen bajos
niveles de mortalidad.
Por el contrario, casi todas las enfermedades que matan en
las naciones ricas son crónicas y están muy relacionadas al envejecimiento de
la población, como el cáncer, las cardiopatías, la diabetes, el alzheimer y
otras demencias.
En los países ricos siete de cada diez decesos corresponden
a personas de 70 años o más, y apenas uno de cada cien, a niños menores de 15
años. En los pobres, este grupo etario reúne a cuatro de cada diez muertes.
Sólo dos de cada diez son mayores de 70 años.
"En los países ricos -dice Karolinski- se mueren los
que se tienen que morir. En los de ingresos bajos, gran parte de las muertes
son evitables. Por ejemplo, cuando uno analiza cuáles son los perfiles de
mortalidad de los más jóvenes, están asociados fundamentalmente a enfermedades
del período perinatal".
Junto a los altos niveles de mortalidad infantil, este grupo
de países sufre también elevadas proporciones de mortalidad materna. Si bien a
nivel mundial se redujeron de 427.000 a 289.000 en la última década, aún mueren
800 mujeres por día como consecuencia de complicaciones del embarazo o en el
parto.
¿Cómo se explican las diferencias tan elevadas entre unos y
otros? "Se deben las condiciones de vida, como el trabajo, vivienda,
alimentación, hábitos, etc., y a la calidad del sistema sanitario. Los estudios
científicos lo demuestran una y otra vez. El problema no es el código genético,
es el código postal", dice Benavides.
Casi todas las causas de defunción dominantes en las
regiones más pobres del planeta están vinculadas a condiciones sanitarias muy
precarias: pocos hospitales, grandes porciones de población no inmunizados,
mala alimentación, hacinamiento y una infraestructura poco desarrollada.
"En países de ingresos muy bajos, el acceso al sistema
de salud y el parto institucional no es la norma. En el África Subsahariana y
en algunos países de América Latina es un tema muy importante", agrega
Karolinski.
La situación de América Latina
Poco más del 10% de las persona que mueren en el mundo viven
en la región de las Américas. "En el caso latinoamericano coexisten
enfermedades pertenecientes al grupo de causas infecciosas y parasitarias, con
causas del grupo crónico degenerativas. Este perfil está complementado por el
peso creciente de las causas externas, accidentes, homicidios y
suicidios", dice el especialista de OPS.
"Casi la mitad de las defunciones en América Latina se
deben a diez causas -continúa. De ellas, siete están relacionadas a
enfermedades crónicas. Pero hay un perfil diferenciado entre hombres y mujeres.
Para éstas, tres son afecciones crónicas, pero para los hombres son sólo dos,
porque cobran un papel fundamental las causas externas: entre ellos aumentan
los accidentes y los homicidios".
En la región también hay fuertes diferencias según el grupo
etario. Entre los adolescentes, la mitad de las principales causas -que
concentran el 70% de los fallecimientos- son agresiones y homicidios, accidentes
de tránsito y suicidios. "Entre las mujeres jóvenes, se agregan las
muertes relacionadas al embarazo, el parto y puerperio. La mortalidad materna
es particularmente relevante entre las menores de 15 años", dice
Karolinski.
Sin embargo, la mortalidad infantil se redujo notablemente
en los últimos años. "Fue uno de los avances más importantes, sobre todo
entre los menores de un año. Entre 2000 y 2009 se estima que se redujo en un
25,3% en toda América. Aunque los promedios esconden grandes desigualdades,
porque la probabilidad de que un niño muera en Haití es diez veces mayor que en
Canadá", agrega.
La población latinoamericana está en constante mutación, con
naciones que se alejan cada vez más de los criterios de los países de ingresos
bajos y se acercan a los desarrollados. Se calcula que en 2020 habrá 200
millones de mayores de 60 años, lo que evidencia un claro proceso de
envejecimiento.
Por eso es tan importante que haya información estadística
de calidad, un punto en el que también se progresó considerablemente en la
región. Si no, estas transformaciones pueden pasar desapercibidas, y las
políticas públicas podrían perder eficacia.
"Conocer las cifras y las causas de mortalidad es
relevante no sólo para ver cómo evoluciona la salud de una población, sino para
decidir dónde intervenir y focalizar las políticas de salud. Disponer de esas
cifras ayuda a las autoridades sanitarias a averiguar qué medidas de salud
pública están siendo aplicadas correctamente, cuáles deberían ser modificadas y
cuáles habría que impulsar, pero aún no se tuvieron en cuenta", concluye
Karolinski.
Fuente: Diario Infobae