El suicidio asistido de la joven divide a Estados Unidos. La decisión de esta joven reabre el debate de la eutanasia.

Tras desestimar las opciones paliativas que la sanidad de su
estado natal de California le ofrecía, se trasladó al vecino Oregón para
acogerse a su Ley para una Muerte Digna. El de Maynard no es un caso único.
Desde que, en 1997, Oregón se convirtiera en el Estado pionero en legalizar la
prescripción de drogas letales a ciertos pacientes con una enfermedad terminal,
más de 1.100 ciudadanos se han acogido a esta ley y 750 la han usado para
morir.
Lo que hace único al caso de Maynard es la enorme atención
mediática perseguida y recibida. En los meses que mediaron entre su diagnóstico
y muerte, apoyada por la organización Compassion & Choices [Compasión y
Elecciones, en inglés], Maynard lanzó una campaña para ayudar a otros pacientes
terminales en estados que no tienen este tipo de leyes.
Grupos que se oponen al suicidio asistido por motivos éticos
o religiosos han hecho campaña en contra de la revisión de estas leyes. Con el
cuidado de no acusar a la joven personalmente, la National Right to Life, la
organización provida más antigua de EEUU, se manifestaba en su web contra
Compassion & Choices y la "explotación de la tragedia [de Maynard]
para sus propios y malvados propósitos". Para la NRL, este caso es una
situación extrema, "una joven y bella mujer en la flor de la vida cuya
vida es segada [por la enfermedad]". Los opositores consideran que casos
como éste se quieren usar como cuñas para introducir legislación sobre "el
derecho" a ser "asistido" que más tarde se aplicará a "toda
una panoplia [de casos] que no tienen nada que ver con enfermedades
terminales".
Arthur Caplan, de la División de Ética Médica de la
Universidad de Nueva York, escribió en un artículo en Medscape que
"[Maynard] puede cambiar la política aquí mismo", en referencia al
debate que ha encendido su caso. "Joven, vivaz, atractiva", Maynard
le ha hablado a una nueva generación de norteamericanos, los mismos que se
muestran más abiertos y tolerantes a asuntos como el matrimonio gay o el uso de
marihuana y que pueden abordar las leyes de Derecho a una Muerte Digna del
mismo modo.
Según el New England Journal of Medicine el año pasado el 67%
de más de 1.700 expertos encuestados por la revista se opuso al suicidio
asistido por un médico. Sin embargo, la ciudadanía aparecía mucho más dividida,
según el Instituto Pew, con un 47% a favor y un 49% en contra. Todo ello sin
obviar que, en este tipo de casos, la forma de plantear la pregunta tiene una
enorme influencia en los resultados, como demostró una encuesta de Gallup en la
que el 70% de los americanos estaba a favor de permitir que un médico
"acabara con la vida de un paciente de un modo indoloro", pero tan
sólo un 51% permitiría que un doctor ayudara a un paciente a «suicidarse".
"Adiós a mis queridos amigos y familia que amo".
Así se despidió Brittany Maynard en Facebook. "Hoy es el día que he
escogido para morir con dignidad ante mi enfermedad terminal, este terrible
cáncer que me ha quitado tanto... pero que me hubiera quitado mucho más".
Fuente: Diario El Mundo - Ver más sobre Muerte Digna