Un estudio que abrió el SENASA tras un amparo judicial
revela que un 60% de estos productos posee residuos de pesticidas, algunos de
ellos prohibidos.
Aunque muchos consumidores saben que las frutas y hortalizas
que llevan a su mesa tienen en general restos de pesticidas, pocos imaginan en
qué cantidad. Y es que se trata de datos que los organismos de control no
suelen difundir. De hecho, para poder dar con esa información, una organización
civil tuvo que presentar un recurso de amparo contra el Servicio Nacional de
Sanidad Agroalimentaria (SENASA). El informe que dio a conocer finalmente este
organismo resulta escalofriante: más de casi la mitad de los productos
frutihortícolas comercializados en los principales mercados centrales de
nuestro país poseen restos de agrotóxicos, algunos de ellos prohibidos y de
alta toxicidad.
“El relevamiento es una buena radiografía del descontrol que existe hoy en el uso de agroquímicos, pero además nos habla de la inoperancia estatal frente esta realidad”
El documento del SENASA -difundido tras un reclamo de la ONG
Naturaleza de Derechos- abarca más de 3 mil productos analizados durante un
período de cinco años en los mercados de Abasto de la ciudad de Buenos Aires,
La Plata y General Pueyrredón. Y aunque carece de algunas precisiones
significativas, el informe resulta no menos contundente dado que tiene por
trasfondo la salud de unas veinte millones de personas.
Si bien el SENASA no evaluó la presencia de tres de los
agrotóxicos de mayor uso en Argentina (glifosato, atrazina y paraquat) y dejó
afuera productos de mucho consumo como la berenjena, el brócoli y el pepino, su
relevamiento “es una buena radiografía del descontrol que existe hoy en el uso
de agroquímicos, pero además nos habla de la inoperancia estatal frente a esta
realidad: sus responsables nos dieron respuestas francamente temerarias, como
decirnos que el problema se soluciona lavando la verdura cuando en realidad
algunas de las sustancias detectadas son sistémicas, por lo cual están en su
interior”, explica Fernando Cabaleiro, miembro de Naturaleza de Derechos, quien
anticipa la presentación de una denuncia penal contra la autoridad de control.
Datos alarmantes
La información proporcionada por el SENASA tras mantener en
reserva sus estadísticas desde la década pasada, abarca el período que va desde
2011 a 2016, y está dividida en dos etapas. En la primera de ellas fueron
analizados 3.381 productos, de los cuales 1.405 resultaron poseer restos de
agrotóxicos, es decir el 42%. Pero si sólo se tienen en cuenta las frutas,
verduras y hortalizas controladas, el porcentaje de muestras contaminadas con
químicos alcanza el 63 %.
En ese contexto quedaron en evidencia resultados ciertamente
alarmantes. Se hallaron agroquímicos en 13 de las 14 muestras de apio y en el
98% de las de pera. En el caso de los cítiricos dieron positivo el 94% de los
limones, el 91% de las mandarinas y el 83% de las naranjas. La presencia de
residuos tóxicos también fue muy alta en otros cultivos como las frutillas
(76%) o acelga y espinaca (74%).
No menos preocupante resulta el hecho de que entre los 52
principios activos que se hallaron en el muestreo, el SENASA reconoce la
presencia de cuatro sustancias no autorizados en nuestro país (diazinon,
aldicarb, acrinatrina y hexaconazole) y otros cuatro pesticidas (DDT,
endosulfán, metil azinfos y metamidofos) directamente prohibidos por su
altísima toxicidad.
“Descontrol"
Al analizar las causas que han llevado a que hoy estemos
poniendo en la mesa semejante cantidad de químicos peligrosos, investigadores,
ambientalistas y productores agrícolas coinciden en un diagnóstico:
“descontrol”.
“El organismo a cargo de controlar, el SENASA, no es competente
para esa tarea –afirma el ambientalista Fernando Cabaleiro-. Sus controles son
hechos mayormente por ingenieros agrícolas orientados en la sanidad vegetal
cuando esto es una cuestión de salud pública que debería estar en manos del
ministerio de Salud. El descontrol que existe en esta materia se hace evidente
además en las incongruencias que existen en los criterios de regulación: hoy
tenemos sustancias prohibidas por el ANMAT que el SENASA permite aplicar para
la producción de alimentos”.
“El 90 por ciento de la producción hortícola de la Región
hoy está en manos de productores que desconocen por completo las buenas
prácticas agrícolas y no suelen trabajar tampoco con ingenieros que los
asesoren: aplican pesticidas a ojo, no respetan los períodos de carencia y
hasta usan el mismo producto para distintas plantas aunque esa no sea su
finalidad. A falta de controles se cayó en una desvirtuación que afecta
directamente al consumidor”, señala por su parte Pablo Coltrinari, presidente
de la Asociación de Productores Hortícolas de La Plata.
Pero lo cierto, como señala Cabaleiro, es que los propios
consumidores tampoco estamos exentos de cierta responsabilidad. “Cada vez que
vamos a la verdulería y descartamos los productos manchados por la picadura de
bichitos estamos contribuyendo a que esto suceda. A fuerza de este tipo de
elección, la presión que ejercen las grandes cadenas de supermercados sobre los
productores hortícolas para que las frutas y hortalizas luzcan bien ha llevado
a que éstos apliquen una cantidad impresionante de pesticidas para asegurarse
su comercialización. En consecuencia, hoy tenemos tomates y lechugas impecables
pero llenas de venenos”.
Fuente: Diario El Día - Ver más sobre Contaminación