La iniciativa, que quiere eliminar la obligatoriedad de las
vacunas, fue presentada por Paula Urroz. Desde el Ministerio de Salud afirmaron
que un proyecto así es "descabellado".
De la mano de movimientos antivacunas, Estados Unidos y
Europa han visto en los últimos años reaparecer enfermedades que estaban
prácticamente erradicadas, como por ejemplo el sarampión. Y el tema llegó a tal
nivel de preocupación, que este año la Organización Mundial de la Salud (OMS)
emitió un alerta. Es que, el sarampión es una enfermedad prevenible y
potencialmente grave. Lo mismo la poliomielitis, la tos convulsa, la rubeóla,
la varicela, sólo por nombrar algunas de las enfermedades que hace muchos años
causaban pánico en la población y se cobraban muchísimas vidas.
En la Argentina, en 1956 hubo una epidemia de poliomielitis
que causó 6.000 muertes. Una verdadera epidemia que provocó un justificado
pánico en la sociedad de aquella época, sobre todo porque era una enfermedad
que atacaba a los niños, y los dejaba postrados y dependiendo de un pulmotor
para respirar. Sin vacunas disponibles como tenemos hoy, en aquel entonces se
corría la voz de que el virus estaba en el aire, pero que podía combatirse con
lavandina y acaroína. Otra medida que se tomaba era pintar las paredes y
árboles con cal, costumbre se mantuvo por muchos años, con la epidemia ya
erradicada.
Sin embargo, avanzado ya medio año del 2017, la diputada de
Unión PRO por la provincia de Buenos Aires, Paula Urroz, presentó un proyecto
de ley antivacunas, con el objetivo de eliminar la obligatoriedad de la
vacunación, a tono con los movimientos que en Europa y Estados Unidos están
haciendo reaparecer “viejas” enfermedades, poniendo en duda su seguridad.
La presentación de este proyecto, que aún no llegó siquiera
a su tratamiento en comisión, provocó un fuerte rechazo en la comunidad médica.
Empezando por el propio Ministerio de Salud. Esta mañana, el doctor Jorge San
Juan, subsecretario de estrategias de atención y salud del Ministerio de Salud
de la Nación, calificó la iniciativa de “descabellada”. “No conozco el
proyecto, pero me parece descabellado. El Ministerio trabajó muchos años para
imponer la vacunación de carácter obligatorio. Gracias a eso y a las que se
fueron incorporando en los últimos años, Argentina es uno de los tres países
con mayor cobertura de vacunación, con 19 vacunas en el plan nacional”, dijo el
funcionario en declaraciones radiales.
La ministra de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Zulma
Ortiz, publicó ayer una serie de tuits en la misma línea, en claro rechazo al
proyecto de Urroz, de su mismo distrito y partido político. "Según UNICEF
las vacunas salvan la vida de 2 a 3 millones de niños por año. Ser vacunado o
no puede marcar la diferencia entre vida y muerte", escribió la
funcionaria. Este mediodía, el Ministerio de Salud de la Provincia emitió un
comunicado en el que afirma defiende la vacunación como “una intervención
sanitaria preventiva mediante la cual podemos proteger a las personas de
enfermedades muy graves, muchas de las cuales los padres hoy en día no conocen
ni han podido ver sus efectos y secuelas debido a que la población ya está
vacunada”. Y cuestiona que se ponga en duda la vacunación, porque "el
resultado de la indecisión es aumentar innecesariamente el periodo de
exposición al riesgo de contraer una enfermedad prevenible".
También las sociedades médicas salieron a coro en contra de
esta iniciativa. “La vacunación, luego de la potabilización del agua, es el
hito sanitario que más vidas ha salvado en el mundo a lo largo de la historia
de la humanidad”, afirma, sin vueltas, un comunicado conjunto de la Sociedad
Argentina de Inmunología, la Sociedad Argentina de Infectología y la Fundación
Huésped.
En la misma línea se expresó la Sociedad Argentina de
Pediatría, que aseguró que “la prevención es el acto de mayor impacto en la salud
pública” y destacó que los programas de vacunación “son una herramienta de
equidad, porque llegan a todos los niños de distintos estratos sociales” y son
también “un elemento de solidaridad, porque cuando un individuo se vacuna,
reduce el riesgo para quienes interactúan con él”.
Sobre este punto, la llamada “inmunidad de rebaño” que tiene
la vacunación, la semana pasada se conoció un caso en Italia de un chico de 6
años con leucemia linfoblástica aguda (enfermedad que tiene un 85% de
probabilidades de curación) que fue contagiado de sarampión por sus hermanos
mayores, que no estaban vacunados por decisión expresa de su familia.
El chico murió por complicaciones pulmonares y cerebrales
causadas por el sarampión, que afectó a su debilitado sistema inmunológico. De
haber estado vacunados, los hermanos sanos habrían resguardado al pequeño con
leucemia de la enfermedad, que no habría podido ingresar a ese hogar. De ahí,
el llamado “inmunidad de rebaño” de la vacunación.
Al respecto, las sociedades científicas destacaron que “el
sólo hecho de que un niño pueda quedar desprotegido por falta de vacunación
representa un peligro social, ya que no sólo él queda vulnerable sino que
también pone en riesgo a sus semejantes”.
El comunicado de las sociedades científicas destaca además
que debido a la vacunación “la región de las Américas ha sido la primera en el
mundo en eliminar la viruela, la poliomielitis, el sarampión, la rubéola y el
síndrome de rubéola congénita”. Al respecto, la Argentina fue pionero al
establecer la vacunación obligatoria y gratuita como bien social colectivo
mediante la Ley nacional 22.909, vigente desde el año 1983.
Y por último, sobre la seguridad de las vacunas (unos de los
argumentos que utilizan los movimientos antivacunas para rechazarlas) los
especialistas recuerdan que las vacunas son medicamentos, y como tales,
“cumplen la exigencia de ser eficaces y además, seguras”. Y agregan que “el
caso de las vacunas es excepcional: además de ser efectivas, son extremadamente
seguras”.
Fuente: Diario Clarín - Ver más sobre Vacunación