Médicos explican que se trata de una predisposición a formar
coágulos en la sangre. Y aclaran que no es indicación para recurrir a la
subrogación de vientre. Por qué cada vez hay más casos. La lucha de famosas.
Luciana Salazar anunció que en diciembre será mamá de
Matilda. La actriz, recientemente separada de Martín Redrado, eligió el método
de subrogación de vientre para convertirse en madre. El médico de Luli, el experto en fertilidad
Fernando Akerman, explicó el por qué de su decisión: “es por una trombofilia
que ella tiene; la sangre muy espesa le impide llevar un embarazo a término con
poco riesgo”.
Esta declaración despertó polémica. La actriz Florencia
Peña, embarazada de 25 semanas, fue la primera que salió al cruce. “Muchas
mujeres que padecemos trombofilia podemos tener sanos y salvos a nuestros bebés
si estamos medicadas y controladas. Tanta mezcla de información solo genera más
miedo”, escribió en Twitter. Médicos ginecólogos, obstetras y hematólogos
consultados por PERFIL coincidieron en señalar que las trombofilias no impiden
a las mujeres llevar adelante un embarazo exitoso y que en la Argentina hoy
existe un sobrediagnóstico de este trastorno.
Pero, ¿qué es la trombofilia? “Es una cualidad de la sangre
que determina que exista una mayor predisposición a formar coágulos. Puede observarse tanto en hombres como en mujeres.
No es una enfermedad en sí misma, sino una condición”, explicó Marta Zerga,
presidente de la Sociedad Argentina de Hematología. La trombofilia puede
depender de ciertas alteraciones genéticas (hereditaria) o desarrollarse a lo
largo de la vida en una persona que no
posee antecedentes familiares de trombosis (adquirida). La única que está más
claramente relacionada con complicaciones obstétricas es la adquirida, lo que
se conoce como síndrome antifosfolípidico (SAF). “Los hematólogos hacemos
diagnóstico de este síndrome cuando se asocia una complicación obstétrica o una
trombosis a la presencia de un anticuerpo antifosfolípido”, aseguró Zerga junto
a Claudia Casali, a cargo de Hematología del Embarazo del Hospital Alemán.
Para este síndrome está claramente indicada la heparina (una
medicación inyectable que vuelve la sangre más líquida) y la aspirina en baja
dosis. “En esos casos sí se sabe que disminuye el riesgo de aborto espontáneo y
de que el bebé no crezca adecuadamente o que la placenta no crezca bien. Pero
este síndrome lo tiene un porcentaje muy bajo de la población”, aclaró Gustavo
Leguizamón, jefe de la Unidad Embarazo Alto Riesgo en el Cemic.
“Las causas más frecuentes de abortos son los problemas
genéticos de los cromosomas del embrión. El aborto recurrente afecta al 1-5% de
las mujeres, pero de ellas, sólo el 3 al 6% pueden tener SAF”, indicaron Zerga
y Casali.
Portadoras
En cambio, las trombofilias hereditarias son más
frecuentes. “Lo tienen el 30% de las mujeres con ascendencia europea. Es algo
muy prevalente en la población, por eso se encuentra frecuentemente”, sostuvo
Leguizamón. Sin embargo, la relación de las trombofilias hereditarias y las
complicaciones obstétricas no es tan clara, “ya que se puede ser portadora, sin
que necesariamente se desarrolle una trombosis y/o una complicación en el
embarazo”. Y tampoco hay aval en el uso de heparina en estos casos.
Los médicos advierten que existe un sobrediagnóstico de las
trombofilias. “Se pide el test a mujeres que no hay que pedírselo. Uno debería
hacer el test solamente a la mujer que tuvo una trombosis o un familiar de
primer grado que tuvo una trombosis siendo joven”, indicó Leguizamón. “En
Argentina el tema trombofilia ha sido sobredimensionado. En ginecología tiene
valor el estudio cuando hubo antecedentes clínicos”, opinó Stella Lancuba,
vicepresidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva.
¿La trombofilia puede ser motivo de indicación médica para
recurrir al alquiler de vientre?
“No. Las mujeres embarazadas y con síndrome
antifosfolipídico pueden cursar un embarazo normal con el adecuado monitoreo
conjunto del obstetra y del hematólogo”, explicó Zerga. “Es muy raro que un
médico le indique a una mujer que no se embarace”, advirtió Leguizamón. “Uno
debe asesorar, explicar cuales son los riesgos y las alternativas y la que
decide siempre es la paciente. El útero
sustituto se usa en patologias de alto riesgo. Las trombofilias congénitas en
una paciente que nunca tuvo una trombosis, de ninguna manera es una situación
de alto riesgo”, concluyó.
Fuente: Diario Perfil - Ver más sobre Embarazo