José Lodovico
Palma, secretario Académico de la Red Argentina de Salud (COMRA), aseguró que al
tomar una medicación sin consulta previa “puede conllevar consecuencias o
problemas graves para la salud”.
A diario se consumen medicamentos sin consulta con el médico
de cabecera. Es habitual que ante un dolor de cabeza o de espalda, cuando
aparece la fiebre o dolor de estómago se acuda al botiquín o la farmacia más
cercana. Esta actitud convertida en un hábito puede conllevar consecuencias o
problemas graves para la salud.
La automedicación es la utilización de medicamentos por
iniciativa propia sin ninguna intervención por parte del médico. Esto suele
ocurrir a menudo con los medicamentos que no necesitan receta médica, ni
prescripción. No obstante, aunque un medicamento sea de venta libre, y no sea
necesaria la receta para su dispensación, no quiere decir que no sea inocuo
para el cuerpo y no pueda resultar perjudicial en determinadas situaciones, ya
que no deja de ser una droga.
Un ejemplo frecuente es el uso de antibióticos sin
prescripción médica ante la sospecha de una infección. Tal práctica no solo
puede acarrear efectos adversos o indeseados secundarios sino agravar la
enfermedad además de crear tolerancia o resistencia a un determinado
antibiótico, lo que no sólo es un problema de la persona que los toma, sino
poblacional, porque estas resistencias se transmiten de una persona a otra. La
resistencia a los antibióticos provoca un incremento de los costos médicos,
hospitalizaciones prolongadas y aumento de la mortalidad.
Los analgésicos o calmantes que disminuyen o eliminan el
dolor en distintas circunstancias pueden provocar gastritis o sangrado
estomacal, afección hepática, renal o cardíaca, además de la interacción
negativa con otros medicamentos.
Medicamentos de uso frecuente como paracetamol o ibuprofeno
si se usan indiscriminadamente pueden producir múltiples reacciones adversas.
Resumidamente, la automedicación sin control sin
prescripción o control médico comporta una serie de riesgos para la salud que
en la mayoría de los casos son desconocidos por los consumidores: efectos
secundarios, reacciones adversas y en algún caso intoxicación, falta de
efectividad, porque se utilizan en situaciones no indicadas. Es de conocimiento
general que los cuadros infecciosos muchas veces son producidos por virus y no
por bacterias, por lo que la toma de estos no produce ningún tipo de beneficio.
Otro aspecto a considerar es la dependencia o adicción a determinado tipo de
medicación o el enmascaramiento u ocultamiento de procesos clínicos graves y
consecuentemente retraso en el diagnóstico y tratamiento.
El paciente también desconoce las interacciones con otros
medicamentos o alimentos que esté tomando, lo cual puede producir una
potenciación o una disminución del efecto del medicamento.
La OMS advierte que "los antibióticos son un recurso
valioso que debe ser preservado. Deben ser utilizados para tratar infecciones
bacterianas sólo cuando son prescriptos por un profesional de la salud
certificado. Además, agrega que "Los antibióticos no deben ser compartidos
y los tratamientos deben realizarse de manera completa sin guardar antibióticos
para el futuro".
Por lo que es pertinente la recomendación del Ministerio de
Salud en relación a que no se debe tomar un medicamento sin indicación médica,
concientizar acerca de los riesgos de la automedicación, la inadecuada
prescripción médica y la importancia de respetar la venta bajo receta archivada
en las farmacias.
Fuente: Diario Los Andes - Ver más sobre Medicamentos