Es por las fallas en las medidas de prevención e higiene.
Argentina tiene la mayor cantidad de casos entre chicos.
Argentina es el país con más casos de Síndrome Urémico
Hemolítico (SUH) en niños menores de 5 años, entre 300 y 400 casos anuales, y
el grupo de edad más afectado tiene entre 1 y 5 años. Esta grave enfermedad es
provocada por una variedad de cepas de la bacteria Escherichia coli y suele
dejar secuelas renales de por vida en un porcentaje los niños que la padecen.
En algunos casos, puede provocar la muerte. Argentina además se caracteriza por
tener un 80% de cepas de E. coli O157 de las denominadas hipervirulentas, una
proporción más alta que en otros países del mundo.
Por eso, los especialistas advierten que es necesario tener
presentes cuáles son las posibles vías de contagio y advierten que la carne mal
cocida, si bien es la fuente principal de contagio –su reservorio natural son
los rumiantes-, no es la única. “En Argentina es frecuente ver que la bacteria
circula en el ámbito familiar, por eso es importante pensar y tener claro cómo
circula la bacteria en esa familia”, explica a Clarín la doctora Marta Rivas,
jefa del Servicio Fisiopatogenia del INEI-ANLIS “Dr. Carlos G. Malbrán”, centro
de referencia donde se procesan entre el 60 y 70% de las muestras de SUH del
país.
La bacteria suele estar en un alimento –puede ser carne
cruda o mal cocida, fruta o verdura mal lavada, agua contaminada, lácteos no
pasteurizados o que se les cortó la cadena de frío-. Si fallan las medidas de
prevención, esa bacteria puede contaminar a una persona, ya sea que la ingiere
o que esa persona manipula alimentos contaminados y toca con sus manos
contaminadas por ejemplo alimentos listos para servir (también puede suceder
con los utensilios, que se usan los mismos para alimentos crudos y cocidos). En
el caso de que la ingiera, esa persona puede infectarse, pero eso no significa
que necesariamente vaya a enfermarse. Hay muchos casos en los que la persona
puede desarrollar una enfermedad leve como una gastroenterocolitis. El SUH es
la forma más grave de enfermedad que pueden producir determinadas cepas de E.
coli. También hay muchos casos de personas que son portadores asintomáticos de
la bacteria. Pero, mientras la bacteria esté en su organismo, son excretores.
De persona a persona, la vía de contagio es fecal–oral.
“Cuando hay un caso de SUH, en la familia hay entre un 40 y
un 50% de convivientes con cuadros clínicos de infección sin desarrollar la
enfermedad, como puede ser una diarrea”, afirma el doctor Eduardo López,
infectólogo pediatra y jefe del Departamento de Medicina del Hospital
Gutiérrez. Y aclara: “El SUH no se contagia de una persona a otra. Lo que puede
circular entre personas (pero no por vía aérea, como una gripe) es la bacteria
dentro de un ámbito familiar. Esa bacteria en algunos no hace nada y en otros
puede hacer SUH”.
Otra característica de esta bacteria, que tiene una notable
efectividad para desarrollar enfermedad cuando ingresa al organismo, es que
puede sobrevivir por varias horas en una superficie. Pero con buenas prácticas
y adoptando adecuadas medidas de higiene, la bacteria muere. “Muchas veces en
las guarderías se puede ver que hay un caso de SUH y tres o cuatro chicos con
gastroenterocolitis“, explica la doctora Paula Coccia, jefa del servicio de
Nefrología pediátrica del Hospital Italiano. Y estudiar el grupo familiar es
una de las formas que tienen los médicos para confirmar que la bacteria que
provocó ese caso de SUH. “Si tienen o tuvo diarrea, y como la bacteria muchas
veces se elimina por tiempo prolongado, se puede detectar un brote entre
miembros de una misma familia”, añade.
Aunque Argentina tiene la mayor tasa de incidencia de SUH en
el mundo, los brotes son difusos. “En nuestro país no hay grandes brotes como
ha ocurrido por ejemplo en Estados Unidos, con muchas personas implicadas. En
Argentina tenemos brotes difusos, intrafamiliares en general. Por eso, cuando
hay un caso, se visita a la familia y se trata de tomar muestras de los
convivientes. Si el niño asiste a un jardín maternal, se va al jardín. Lo que
hay que pensar siempre es cómo circula la bacteria en el ámbito familiar o en esas
comunidades”, explica Rivas. Esos brotes suelen ser de “grupos chiquitos, en
general familias en las que la bacteria está circulando”, añade.
El SUH es una de las enfermedades de notificación
obligatoria que están mejor vigiladas, dicen los especialistas, aunque admiten
que podría haber un subregistro por demoras en la notificación. “El SUH es de
notificación obligatoria. Cuando se detecta un caso se dispara una serie de
acciones para que se investigue qué pasó en el ámbito familiar, o si el chico
asiste a un establecimiento educativo, ver qué pasa en la institución. Esa
investigación está a cargo del municipio donde se registró el caso. Luego
interviene la provincia correspondiente”, explica Rivas.
Coccia coincide en que “es una enfermedad que se reporta
bien, como corresponde. Es una de las enfermedades que están mejor
documentadas. Puede haber un subregistro, por algunos lugares que pueden
demorar la notificación”. De cualquier manera, más allá de si hay demora en la
notificación de casos, la realidad es que Argentina no logra bajar la
incidencia de esta enfermedad, que es la principal causa de insuficiencia renal
aguda y la segunda de enfermedad renal crónica y representa cerca del 9% de los
trasplantes renales pediátricos.
“No hay una política pública llevada a cabo seriamente para
bajar el número de casos. Para ello falta controlar la fuente de transmisión,
que principalmente son los alimentos. Si la fuente principal es la carne
vacuna, por más que yo como madre tome todos los recaudos, me están vendiendo
carne contaminada, lo que ya supone un riesgo. Eso no debería pasar”, dice
Coccia. Eso, sumado a que en Argentina circulan las denominadas cepas
hipervirulentas, agrava la situación.
Rivas destaca que el problema de la educación continua es
fundamental para la prevención. “Las campañas deben ser sostenidas a lo largo
del año. Y no se debe mezclar el mensaje de una diarrea que puede evolucionar
al SUH con las de otras diarreas bacterianas o virales. El mensaje tiene que
ser bien claro y definido”, dice. Y también dice que se debe intensificar la
capacitación del personal que trabaja con los grupos de riesgo, que son los
menores de 5 años. “Todo personal que ingresa a un jardín maternal, aunque sea
un trabajador eventual, debe conocer todos los riesgos”, apunta.
Fuente: Diario Clarín - Ver más sobre SUH