
Hay placeres que no son pecado y el chocolate, en dosis
moderadas, es uno de ellos. La revista científica Nature Neuroscience acaba de
sacar a la luz un estudio que, por primera vez, comprueba en humanos los
cambios cerebrales que se producen al tomar este capricho para el paladar. A
través de imágenes realizadas con resonancia magnética, un equipo de
investigadores de la Universidad de Columbia (Nueva York, Estados Unidos) ha
visto que una zona muy concreta del cerebro, asociada al declive de la memoria
por la edad, experimentaba una mayor vascularización, es decir, "recibía
mayor aporte sanguíneo" y, por lo tanto, "más nutrientes" y
registraba "más actividad metabólica", lo que significa una mayor predisposición
al proceso de memorización. Así lo explica en su artículo el principal autor de
la investigación, Adam M. Brickman, profesor asociado de Neuropsicología del
Instituto Taub de la Universidad de Columbia.
El área donde ocurren estos cambios se llama giro dentado,
"una de las pocas regiones del cerebro adulto donde se lleva a cabo la
formación de nuevos recuerdos", aclaran los firmantes del trabajo
estadounidense. Forma parte del hipocampo, zona clave para la memoria y el
aprendizaje. Con el objetivo de examinar lo que sucede en los 2-3 centímetros
que mide el giro dentado, este grupo de científicos, liderados por Brickman,
ofreció una bebida de chocolate a 37 voluntarios sanos, cuyas edades oscilaban
entre los 50 y los 69 años (es a partir de los 50 cuando surge el deterioro
natural de la memoria, que es diferente a la alteración causada por el
Alzheimer). De forma aleatoria, la mitad de ellos ingirió un preparado rico en
flavonoides (900 miligramos), el principal ingrediente del chocolate, y el resto
tomó otro 'elixir', pero con menor contenido de dicha sustancia (10
miligramos). Así lo hicieron día tras día durante un periodo de tres meses. Los
participantes se sometieron a pruebas de resonancia magnética, antes y después
del ensayo.
Gracias a estas imágenes, los autores comprobaron
"mejoras notables en la función del giro dentado entre quienes consumieron
mayor proporción de flavonoides (confieren un característico sabor amargo y un
toque áspero) en el cacao", afirma Brickman. A este hallazgo se suman
también resultados superiores en las pruebas de memoria que cada uno de los
voluntarios tuvo que completar. "Si al inicio del estudio un participante
tenía la memoria propia de sus 60 años, a los tres meses de ingerir chocolate
rico en flavonoides, sus capacidades de recuerdo eran más propias de los 30 y
40 años de edad", argumenta a EL MUNDO Scott A. Small, otro de los
responsables de la investigación. Aun así, advierte, "nuestros hallazgos
deben ser replicados en futuros trabajos, que cuenten con una muestra de
participantes mayor".
Para Guillermo García Ribas, coordinador del Grupo de
Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN), el
estudio de Brickman es "interesante, está perfectamente documentado,
comprueba en humanos lo que hasta la fecha sólo se había hecho en ratones"
y viene a confirmar que, efectivamente, "sí hay factores dietéticos que
tienen una influencia clara sobre las zonas del cerebro que se dedican a la
memoria.
El cacao protege el corazón
No obstante, éste no es el primer trabajo que revela las
bondades del chocolate en la salud, aunque cabe subrayar a los amantes de este
dulce que no vale cualquier color. Sólo el negro contiene más cantidad de
cacao, al menos un 70% y, en consecuencia, más flavonoides (el chocolate con
leche tiene menos cacao y el blanco están ausentes). Estas sustancias se
encuentran en numerosos alimentos, entre otros, la soja y el té verde, también
en las frutas y verduras y en bebidas como el vino y la cerveza.
Ya en el siglo IV, los Incas, los Mayas y los Aztecas
incorporaban el chocolate en sus dietas como fuente de poder, energía, curación
y hasta virilidad. Cuentan las crónicas que para aumentar esta última cualidad,
Moctezuma bebía este manjar en pequeñas cantidades hasta 50 veces al día.
Más de 2.600 años tiene la historia del cacao, llena de
anécdotas y curiosidades. Dicen que Hernán Cortés lo convirtió en un componente
esencial en la dieta de sus soldados, para su lograr mayor concentración mental
y sensación de bienestar. Lo cierto es que la ciencia apoya este placer
'prohibido'. En los últimos tiempos, numerosos estudios han demostrado que su
consumo está asociado a una menor mortalidad cardiovascular y riesgo de
diabetes, infarto de miocardio e ictus. Tiene un efecto similar a una baja
dosis de aspirina: reduce los coágulos sanguíneos causantes de ataques al
corazón y accidentes cerebrovasculares.
Esta sustancia 'mágica' mejora la biodisponibilidad de un
potente vasodilatador (óxido nítrico) en las células de la pared de los vasos
sanguíneos (células endoteliales). El óxido nítrico es un gas que, una vez
liberado, genera un ensanchamiento y relajación de las células endoteliales y
esto es lo que podría contribuir a una menor tensión arterial.
Un grupo de científicos del Instituto Nacional de Salud y
Medioambiente en Bilhoven (Holanda) observó que, a largo plazo, la ingesta
diaria de unos 4,5 gramos de chocolate negro (lo que equivale a una onza)
tenían una tensión arterial menor en comparación con quienes tomaban menos cacao.
Los expertos advierten que si se toma esta medida, habría que limitar las
calorías que se ingieren en otros alimentos.
Eleva el ánimo
Además de proteger al corazón y aumentar el flujo sanguíneo
que llega al cerebro, el dulce de los dioses es capaz de elevar el ánimo. Entre
sus más de 300 componentes químicos, incluye el triptófano, un aminoácido que
en el cerebro se transforma en serotonina, un neurotransmisor que interviene en
procesos relacionados con el estado anímico. También contiene feniletilamina,
asociado con el sistema de placer en el cerebro. Se conoce como el compuesto
químico del enamoramiento.
Incluso hay evidencias sobre el efecto del chocolate en la
protección de la piel frente a los rayos ultravioleta. Aunque los dermatólogos
y oncólogos remarcan que ingerir esta sustancia no sustituye al fotoprotector
habitual, sí apuntan que refuerza los cuidados contra el sol.
Varios estudios han confirmado sus propiedades como
antioxidante. Un ejemplo es una revisión realizada en el Hospital de León y
publicada en Nutrición Hospitalaria. Según sus conclusiones, "los
flavonoides protegen al organismo del daño producido por agentes oxidantes,
como los rayos ultravioleta, la polución ambiental, sustancias químicas
presentes en los alimentos, etc.". Su consumo regular ayuda a aumentar el
tiempo necesario para producirse enrojecimiento cutáneo. Otros ensayos apuntan
a una mejora en la apariencia de la piel y, al contrario de lo que se pueda
pensar, sigue sin demostrarse que el chocolate per se sea perjudicial para el
acné. Los expertos hablan de un conjunto de alimentos ricos en grasas y una
tendencia acneica de casos individuales.
Otro estudio realizado también en la Universidad de Columbia
en 2012 señalaba un dato curioso. Y es que el consumo de chocolate por
habitante y año está relacionado con el número de premios Nobel que obtiene un
determinado país. Lo atribuyen, de nuevo, a los flavonoides, que elevan la
capacidad cognitiva y, en consecuencia, las posibilidades de obtener un premio
de esta categoría.
El truco para beneficiarse de las ventajas que otorga este
'elixir' está en la moderación y en elegir el chocolate adecuado, sin azúcares
añadidos o leche, sin manteca de cacao y con una etiqueta donde se especifique
el porcentaje de cacao sólido.
Fuente: Diario El Mundo