El paradigma donante y receptor ha quedado obsoleto. Además
del acceso a alimentos, la salud o la educación, otras medidas menos evidentes
son necesarias.
“Que todo el mundo cuente”. “Tenemos que comunicar la agenda
de Objetivos de Desarrollo Sostenible”. “Hay que impulsar y afianzar las
alianzas público-privadas”. Estos son algunos de los mensajes que
insistentemente repiten los mandatarios con responsabilidades asociadas al
desarrollo humano. En la ONU, son la música ambiente. Pero, ¿qué quieren decir?
¿Son solo proclamas vacías de contenido? Tres altos cargos de diferentes instituciones
del organismo internacional explican con más detalle el significado.
Los datos: que todo el mundo exista
Lo dice la Convención de los derechos del niño en su
artículo siete. “El niño será inscrito inmediatamente después de su nacimiento
y tendrá derecho desde que nace a un nombre, a adquirir una nacionalidad y, en
la medida de lo posible, a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos”.
Pero millones de personas, entre ellas 230 millones de pequeños, según
estimaciones de Unicef, no han visto cumplido tal derecho. No todo el mundo
existe, al menos legalmente. ¿Qué implicaciones tiene?
Olav Kjørven, director de la división de alianzas públicas
en Unicef
“Se sabe que son muchos millones, pero no exactamente
cuántos. Porque son invisibles. Son los niños sin registrar, sin un documento
de identidad, sin ningún reconocimiento de su existencia. Para Unicef es una
prioridad que todos los niños cuenten. Si no lo hacen, no tienen derechos. No
van a la escuela, nadie les da de comer si su familia no puede alimentarlos,
ningún médico les cura si enferman, y nunca accederán a un trabajo formal en el
futuro. Y, además, nada de eso aparecerá en ninguna estadística.
Tenemos razones para preocuparnos de que algunos países
pueden tener interés en mantener a grupos de vulnerables debajo de la alfombra.
Pero esperamos que no pase en la mayoría de los casos. De hecho, la falta de
identidad legal es uno de los retos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible,
para que las personas sean contadas, parte de la sociedad. Es prioritario
porque si no existes legalmente, ¿cómo puedes acceder al sistema de protección?
Y los países se comprometieron a cumplir los ODS, así que
tenemos mucho trabajo que hacer. Mientras tanto, tenemos que medir los
progresos de todos los objetivos teniendo en cuenta que hay gente en la
sombra”.
Aliarse hasta con el 'diablo'
Las empresas crean puestos de trabajo, y si las personas
tienen un empleo decente y con una remuneración justa es menos probable que
caigan en situación de precariedad y vulnerabilidad. La lógica del papel y
responsabilidad de las empresas en la lucha contra la pobreza es sencilla. Pero
su rol puede ir más allá.
Madgy Martínez-Solimán, administrador adjunto y director de
la oficina política y de apoyo a las Operaciones del Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo
“El sector del seguro se ha acercado a la ONU y hace no
mucho se publicó un trabajo sobre cómo pueden trabajar la compañías
aseguradoras conjuntamente con los Gobiernos para asegurar el desarrollo. Por
ejemplo, asegurando la producción agraria o las viviendas en caso de desastre
natural. Para ellos puede ser un negocio. Las empresas están interesadas en la
conversación sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible porque mejor
desarrollo quiere decir mejor mercado y más beneficios. Las empresas no han
recibido la agenda con hostilidad, aunque obviamente no son amantes de los
impuestos y cuando se habla de gravar la actividad comercial, muestran un poco
de precaución o atención, pero al final entienden que el tiempo que pueden
hacer negocios en un país sin pagar impuestos tiene que ser limitado.
Además, en los últimos años ha habido un cambio importante
respecto a las empresas. Hoy, la reputación internacional es parte del éxito de
una empresa”.
La comunicación del propio desarrollo
Las campañas de publicidad para recaudar fondos, sobre
proyectos de las ONG, las instituciones de cooperación o las agencias de la ONU
no resuelven las causas del hambre, ni aseguran que todos los niños vayan a la
escuela y todas las embarazas tenga acceso a cuidados prenatales. Por mucho y
muy bien que sensibilicen. Pero en lo que respecta a los Objetivos de
Desarrollo, la comunicación es vital en tanto que una sociedad civil informada
sobre lo comprometido en la agenda reivindicará más y mejor a sus Gobiernos que
tomen las medidas necesarias para conseguirlo. Desde la creación de sistemas
públicos de salud universales, hasta la igualdad de género en los centros de
poder.
David Nabarro, asesor del secretario general de la ONU para
la Agenda 2030
“En septiembre 2015, 193 líderes del mundo se pusieron de
acuerdo en un plan de futuro, sobre cómo la gente debería vivir y cómo cuidar
el planeta para lograr la prosperidad que nos lleva a la felicidad. El plan
está basado en la evidencia y refleja los datos recabados en una enorme
consulta a la sociedad. Y es, en definitiva, un manifiesto para los líderes.
Nunca hemos tenido algo parecido.
En mi opinión, uno de los grandes retos es conseguir que más
gente en el mundo sepa qué son los ODS. Para que puedan contribuir junto a sus
parlamentos y gobiernos a conseguir los objetivos”.
En cuanto al gran número de objetivos, metas e indicadores,
lo que dificulta a priori una comunicación sencilla, Nabarro dice: “Creo que el
mundo es complicado, la vida de la gente es complicada y es importante que
ayudemos a todo el mundo a comprender que los Objetivos cubren todos los
aspectos de la vida. Pero, en principio, el mensaje es simple. Se trata de
decir: tenemos un plan para el futuro y no hay otro. Es sobre la gente, el
planeta, la paz y los acuerdos que se deben tomar.
Necesitamos ese mensaje general, y en el marco del mismo
podremos hablar de los Objetivos y, dentro de ellos, profundizaremos en los
indicadores y sus conexiones: clima, paz, consumo, salud. Cuantos más estudios
realizamos, más evidencia tenemos de que estas cuestiones están conectadas. Y
el proceso es gradual desde la sensibilización a la acción, hasta la
transformación”.
Fuente: Diario El País - Ver más sobre ODS