Para el ministro de Salud de Nación, Adolfo Rubinstein la
obesidad es "un tema serio", en el estado de cosas de la salud
pública en la Argentina. También se refirió con contundencia al debate sobre el
aborto, al que no considera de ninguna manera una "solución
anticonceptiva", y a la implementación del Programa ENIA, Embarazo No
Intencional en la Adolescencia.
El Ministro de Salud de la Nación, doctor Adolfo Rubinstein,
conversó con Infobae y adelantó algunas acciones que impulsará desde su cartera
para intentar frenar el avance del sobrepeso y obesidad, como por ejemplo el
etiquetado frontal de los alimentos que advierten sobre el exceso de sal,
azúcar, grasas y calorías.
A pocos días de haber participado en el debate sobre la
despenalización del aborto en la Cámara de Diputados, el Ministro habló del
Programa Nacional de Prevención y Reducción del Embarazo no Intencional en la
Adolescencia (ENIA) para prevenir embarazos adolescentes.
¿Cuáles son los números del sobrepeso y obesidad en la
Argentina?
El 60% de la población adulta de la Argentina tiene
sobrepeso u obesidad. Y en los niños y adolescentes, ahora ya superó el 40%.
Estamos ante un problema serio, el más importante de salud pública que estamos
enfrentando en nuestro país.
El sobrepeso y la obesidad van creciendo cada vez más de
manera acelerada y si nosotros no hacemos algo estaremos hipotecando el futuro
de la próxima generación de argentinos. Porque la obesidad es determinante de
la enfermedad cardiovascular, diabetes y en algunos tipos de cáncer que pueden
llegar a sufrir los chicos de hoy cuando sean adultos. Es un problema integral
que no es solo de Argentina; pero en Latinoamérica es aún peor porque es donde
más está creciendo. En nuestro país, el grupo de niños menores de 5 años lidera
la región en lo referido a obesidad.
¿Cuáles son las causas de esta epidemia?
La obesidad es una epidemia nueva, que no tiene más de 30
años. Antes, existían personas obesas pero no era un problema de salud pública.
Algunas de las causas de esta situación son el sedentarismo, los cambios de
hábitos alimentarios, los productos ultraprocesados, los entornos urbanos
obesogénicos y los cambios culturales. Pero la realidad, es que la epidemia de
la obesidad escaló de manera tremenda, terrible.
Entre 2004 -que fue la primera encuesta de factores de
riesgo en la Argentina en población adulta- y el 2013 -que son los últimos
datos que tenemos- el sobrepeso aumentó 42%. En los chicos está pasando lo
mismo. Este año se vuelve a realizar la encuesta y veremos los resultados.
¿Cómo se va a llevar a cabo el Plan Nacional de prevención
del sobrepeso y obesidad infantil?
Vamos a hacer un trabajo en conjunto entre los diferentes
ministerios. Trabajaremos con el código alimentario y con los cambios en las
normas del Mercosur. También incluiremos a nuestros legisladores. No es de un
día para el otro, pero vamos a ir avanzando.
Vamos a reunirnos con las universidades, las sociedades
profesionales y también con la industria que tiene mucho que aportar. La
industria es parte del problema y entonces queremos que sea parte de la
solución.
Hay muchas acciones para hacer en políticas públicas, entre
ellas lo relacionado a la comunicación social, la educación, el mejoramiento de
los sistemas alimentarios desde la producción, consumo y distribución. También
políticas fiscales y etiquetados frontales.
¿En qué consiste el etiquetado frontal?
El etiquetado frontal es una advertencia sanitaria – existen
diferentes tipos de formatos- para que los consumidores sepan que están frente
a un producto que tienen mucha sal, o mucha azúcar, o grasas o calorías. Y
también es una señal a la industria para que reformule sus productos, que es lo
que ha pasado en los países en los que se ha implementado este sistema de
manera exitosa. El caso más paradigmático de la región es Chile. También
Ecuador, y Uruguay que recién ahora está comenzando.
Nosotros no tenemos definido un modelo aún. Pero la idea es
que sea sencillo y simple para el consumidor. El etiquetado tal como está hoy,
lo tenemos y es muy difícil de comprender. Requiere un cierto nivel cognitivo
para entenderlo y por eso no disuade al consumidor.
Esto no va a ocurrir de un día para el otro, sino que va a
ser un proceso gradual, en el cual también hay que dar tiempo a la industria
para que se vaya acomodando. Se trata de dar señales claras cuando los umbrales
son altos, pero sin demonizar a los alimentos.
La industria ya está haciendo el reconocimiento de que hay que
reformular los productos. Este tipo de reglamentaciones está ocurriendo en
todas partes, no es un invento nuestro. Estamos siguiendo las políticas que se
están haciendo en los países desarrollados del mundo. Estuve con la ministra de
Salud de Francia -hace dos semanas- y me contó que, aunque tienen mucha menos
obesidad infantil que nosotros, tienen un programa muy importante de prevención
de la obesidad y han implementado el etiquetado frontal.-Las dos posturas que
hay hoy frente a la despenalización y legalización del aborto coinciden en la
necesidad de implementar programas de prevención de embarazos no deseados y de
educación sexual.
¿Cuáles son las políticas que están realizando desde el
Ministerio al respecto?
Hoy estamos discutiendo las consecuencias del aborto
clandestino, que fue lo que presenté en la Cámara de Diputados. Aporté
información, datos y estadística de lo que está ocurriendo en Argentina y de lo
que pasa en el mundo respecto del impacto del aborto en la salud pública.
Pero el aborto no es la solución anticonceptiva. Ninguna
mujer va a celebrar un aborto. Por eso nosotros tenemos que trabajar en
educación sexual desde el inicio de la escolaridad, en anticoncepción y
reproducción responsable. En el caso de los adolescentes, más de 70% de los
embarazos no son planificados y en las mujeres en general (aún las que ya
tuvieron hijos) estamos en el 60% de embarazos no deseados.
Estamos iniciando junto con los Ministerios de Desarrollo
social y Educación el Programa ENIA (Embarazo No Intencional en la
Adolescencia) que consiste en educación y consejería, entrega de
anticonceptivos de larga duración (como implantes subdérmicos), educación
sexual integral en las escuelas, prevención del abuso sexual y reforzamiento de
los protocolos de actuación de interrupción legal del embarazo en los casos que
corresponda. El objetivo es bajar las tasas escandalosas de embarazo
adolescente que tenemos en la Argentina que superan el 15% y en algunas
provincias del Norte del país mucho más.
Nosotros vamos a trabajar en políticas integrales. Más allá
de si se aprueba o no la ley de despenalización hay consenso de que hay que
trabajar en la prevención.
Fuente: Diario Infobae - Ver más sobre Salud Pública