jueves, 2 de agosto de 2018

¿Cuáles son los principales obstáculos para combinar lactancia y trabajo?

Para ocho de cada 10 mujeres es difícil combinar lactancia y trabajo y el 65% de las mamás declara extraerse leche en los baños, lugares incómodos en los que suelen ser interrumpidas. Esas son las principales conclusiones de una encuesta realizada en el marco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna por la Liga de La Leche Argentina (LLLA) y la consultora Voices!

Resultado de imagen para lactancia maternaEl sondeo, que fue presentado este miércoles en el Auditorio de Accenture, se basó en cuestionarios online a 1883 mujeres empleadas en relación de dependencia que volvieron a su puesto laboral antes de que sus bebés cumplieran un año. Entre sus principales conclusiones se encuentra que para el 93% de las trabajadoras contar con el apoyo de la organización que la emplea es fundamental y para el 89% es imprescindible tener el aval del jefe directo. En materia de valorización, este sostén es sólo es superado por el de la pareja (98%) y está por encima del otorgado por el pediatra (85)%.

Con todo, prima la percepción de que la institución empleadora no apoya la lactancia, ya que seis de cada 10 mujeres opinan que sus superiores avalan poco o nada la lactancia. Incluso un tercio de las entrevistadas comentó que sus oportunidades profesionales se limitaron con esta práctica y hasta dos de cada 10 sintieron que, en alguna medida, su trabajo estuvo en riesgo si continuaba amamantando o si se extraía leche en el lugar de trabajo.  Al respecto, Constanza Cilley, Directora Ejecutiva de Voices! y responsable de la investigación, resaltó que los lugares en los que las mujeres intentaron combinar la lactancia con el trabajo pero no consiguieron sostenerlo fueron “en las fábricas, ya que se sentían en riesgo de perder su empleo; en los puestos de atención al público, ya que se les dificultaba tomar pausas para extraerse leche y en la docencia”.

Los resultados no sorprenden si se considera que los empleadores no brindan información acerca de cómo combinar lactancia y trabajo (sólo un 4% de las mujeres indicó que se le otorgó), no cuentan con alguien para resolver dudas o a quien acudir (11%), ni tienen políticas establecidas al respecto (sólo un 14% de las mujeres identificó que su empresa u organización empleadora tiene políticas escritas para las madres que están amamantando). Tampoco las encuestadas tuvieron ejemplos de féminas en posiciones altas o gerenciales dentro de la organización que hayan pasado el proceso de conciliar lactancia y trabajo y que puedan servir de modelos: 8 de cada 10 perciben que aquellas en puestos de liderazgo no amamantaron.

De hecho, de acuerdo con el sondeo la falta de cultura de lactancia en el ámbito laboral es tal que la amplia mayoría indicó que se sintió incómoda preguntando dónde podía extraerse leche (73%) y hablando en general acerca del tema de la lactancia con sus jefes o jefas (73%) y colegas (43%).

Además de que el 65% se extrae leche en un sanitario donde no cuenta con una silla para estar cómoda ni un lugar asignado específico, seis de cada 10 no pudieron organizar pausas laborales suficientemente regulares y largas como para extraerse leche en el trabajo, cuatro de cada 10 perciben que el lugar en que se les asigna no es limpio y cinco de cada 10 estiman que no es privado.

“Uno de los principales problemas por los que no se toman políticas en los lugares de trabajo es que se percibe que la leche de fórmula es igual en materia de propiedades que la leche humana; sin embargo, ningún alimento reemplaza la leche materna, lo que repercute también en el trabajo, porque un chico al que se le da el pecho es un chico que se enferma menos y por ende, la mamá también faltará menos”, indicó Cilley.

Entre las políticas principales que todas las empresas deberían emplear para facilitar esta práctica están la de poner a disposición un espacio amigo para la lactancia (lactario), según lo propuesto por el Ministerio de Salud de la Nación, y este lugar debe contar con sillones cómodos y con heladeras privadas donde las madres puedan guardar su leche. También se propone capacitar sobre los beneficios de la leche humana al personal y jefes con el fin de que comprendan la importancia de apoyar a las madres y extender la licencia por maternidad a seis meses, sincronizando este período con los seis meses de la lactancia materna exclusiva.

Experiencias positivas

Carolina Gowland, Líder de LLLA señaló que los resultados del estudio  “confirman lo que Liga de La Leche ha registrado a través del relato de miles de madres,   que cada día un sinfín de mujeres escalan ´montañas modernas e invisibles’ para combinar su trabajo junto al deseo de seguir amamantando”, por lo que urge “generar un contexto favorable para que las mujeres puedan ejercer su derecho de trabajar y amamantar contando con apoyo y valoración de esta tarea que trasciende la elección personal”.

Es por eso que la presentación del informe contó con un panel moderado por la periodista especializada Luciana Mantero, en donde distintas entidades hablaron de su experiencia en desarrollar estrategias amigables con esta práctica.

Un ejemplo fue el Konecta, una empresa en donde su mayoría son mujeres. Luego de escuchar sus necesidades, implementaron lactarios desde su programa “Participar RSE”. Con el tiempo, consideraron la inversión como una buena decisión, ya que según indicó el trabajo de Voices!, está demostrado que facilitar la lactancia reduce el ausentismo y el abandono laboral.

Accenture, empresa que también fue sede del evento, cuenta con lactarios en sus edificios y son de acceso restringido a las madres, para otorgarles la privacidad que necesitan y para evitar que esos espacios se usen con otros fines, como por ejemplo, la realización de reuniones.  Mientras que el banco Comafi, además de aportar estos espacios amigables, dicta talleres en los que se capacita sobre los beneficios de la lactancia.

Desde el ámbito educativo, UADE dispone de lactarios que pueden ser utilizados tanto por su personal como por las alumnas que también son madres.

Por último, también estuvieron presentes representantes de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires que fueron los principales impulsores de la ley 2.958 para la implementación de lactarios en instituciones del sector público, que data del 2008.