martes, 5 de mayo de 2020

Un día en el Malbrán, el epicentro de la batalla argentina contra el coronavirus

Un recorrido de BAE Negocios por el interior del instituto de microbiología más importante de la Argentina. Qué dicen los expertos y cómo es el día a día en el lugar donde la pandemia no fue sorpresa.


Los pasillos del Malbrán nunca están en silencio total. Las heladeras y freezers que guardan reactivos y muestras producen un ruido constante, notorio para los desacostumbrados a escucharlo. Pero para los científicos que trabajan en sus laboratorios es sonido ambiente y más en estos tiempos de pandemia, en los que el instituto se convirtió en el epicentro argentino de la batalla contra el coronavirus Covid-19. Un virus que obligó a multiplicar manos, recursos, horas y estrategias, pero que no llegó de sorpresa.

“Estamos trabajando 14 horas por día, de lunes a lunes”, cuenta Elsa Baumeister, jefa del Servicio de Virosis Respiratorias de la Anlis-Malbrán, el primer lugar donde comenzaron a realizarse los testeos en el país. Uno de los cuerpos anónimos que están detrás de las cifras del reporte diario del Ministerio de Salud y que narra la recorrida de BAE Negocios por las instalaciones del instituto de microbiología más importante de la Argentina. Su área es la de referencia en el país para el diagnóstico y seguimiento del nuevo coronavirus, el centro de operaciones de la guerra contra el “enemigo invisible”.

Para la investigadora y su equipo el trabajo comenzó mucho antes del 3 de marzo, fecha en la que se confirmó el primer caso positivo en el país. Corría la primera semana de enero cuando Baumeister entró al laboratorio y contó las noticias que había leído sobre lo que pasaba en Wuhan, China. “Chicos, acá tenemos algo”, les dijo y no dudó en comentarlo en una reunión con otros directores.

Esa advertencia temprana fue clave para comenzar a preparar lo que, sabían, sería un escenario que requeriría tecnología de punta, recursos humanos calificados y mucho trabajo. “Sabíamos a lo que podíamos llegar a enfrentarnos. Una siempre tenía la esperanza de que China lograra controlarlo, como lo logró con el SARS en el 2003. No fue posible, la expansión fue muy rápida. No es lo mismo el mundo de hoy que el de hace 18 años. La cantidad de vuelos y viajeros internacionales cambió muchísimo y bueno, eso hizo que el virus se sembrara en muchos lugares”, explicó Elsa.

Por eso, el 31 de enero se realizó la primera compra de reactivos y con toda el área de virología a disposición, el capital humano se multiplicó por siete. Es que para todas las etapas que involucra la técnica PCR en tiempo real, la utilizada para detectar la presencia del virus, se necesitan manos, varias, que trabajen en conjunto con la protección adecuada. “Hay mucho trabajo que en los números no se ve”, señaló la científica.

Paso a paso: cómo se realiza el diagnóstico de coronavirus

La muestra llega a un área llamada receptoría de análisis en cajas especiales diseñadas para material biológico y se llevan al laboratorio de virus respiratorios.

Una vez dentro, se trabaja de a dos, primero se realiza la apertura de uno de los receptáculos, luego otra persona sentada frente a una cabina bioseguridad (una campana que protege a la persona y al ambiente de cualquier fuga hacia el exterior) recibe la caja, saca los restantes y a continuación, los tubos de ensayo.

La persona que está por fuera le asigna un número a la muestra y otro igual a la historia clínica del paciente, que se transfiere a una base de datos.

Dentro de la cabina de seguridad biológica se abren los tubos, si aún están los hisopos se descartan.

Luego, se fracciona la muestra: una parte del ARN se inactiva y la otra se archiva. La inactivada se retira de la cabina y pasa al sector de ácidos nucleicos, una etapa robotizada pero que necesita de humanos que realicen la extracción.

Una vez allí, se coloca una fracción de ácidos nucleicos en una placa de extracción y otra en el sector de detección y amplificación, es decir, se le aplica PCR en tiempo real.

Por medio de esta técnica, comienzan a ocurrir ciclos de enfriamiento y calentamiento en los que los reactivos amplifican una parte del virus

Si se encuentra presencia del virus, la máquina de PCR mostrará una curva que luego será interpretada por los técnicos y científicos del laboratorio, en relación a las características de esa señal y la historia clínica del paciente.

Los resultados se transfieren a la base de datos del Ministerio de Salud

Todo este proceso ocurre en medio del extenso predio arbolado ubicado en el barrio porteño de Barracas donde conviven edificios históricos, construidos hace más de 100 años que cuentan ya varios brotes infecciosos y epidemias; y estructuras modernas. Parece una metáfora del campo del conocimiento: el debate entre nuevas y viejas teorías, la experiencia y la innovación. En el interior, algunos laboratorios son como cualquiera puede imaginarlos con mosaicos claros, mesadas blancas, tubos de ensayo, microscopios, botellas con líquidos. La tecnología de punta es lo que hace la diferencia.

El Malbrán analiza 300 muestras al día. El tiempo del reactor es de aproximadamente dos horas, pero el resto de los pasos llevan “más de un día”, indicó Baumeister. Hoy son 141 los laboratorios que realizan los testeos de Covid-19 en todo el país, una red construida a partir del brote de la gripe H1N1 en 2009. La descentralización fue una de las primeras tareas que el instituto que funciona en Capital Federal quería conseguir. “Evitar que la muestra viajara”, según la investigadora, fue el objetivo principal. 

No todo es testeo

Además de diagnosticar, el llamado "laboratorio del Ministerio de Salud" se cargó al hombro la tarea de estudiar de cerca el virus que, a la fecha, causó más de 250 mil muertes y contagió a más de 3 millones de personas alrededor del mundo. Para eso, necesitaba un punto de partida: la secuenciación del genoma

¿De qué se trata? Es el proceso por el cual se determina la secuencia completa del ARN o ADN de un virus. “Permite investigar al virus desde diferentes aproximaciones, saber si los reactivos que usamos son los correctos o hay que adaptarlos. También conocer cuáles son las cepas que empiezan a circular en el país y cuáles son las prevalentes. Dato clave para el momento en el que haya una vacuna”, explicó Baumeister a este diario.

Claudia Perandones, directora Científico Técnica, se sumó a la mesa de la sala de reuniones donde los directivos del instituto reciben a BAE Negocios. “Contale, Elsa, sobre la detección por inmunofluorescencia”, anima a su colega sobre el logro más reciente del laboratorio.

“Cultivamos el virus en portaobjetos con células infectadas para poder enfrentar el suero de los pacientes y saber si ahí hay anticuerpos o no, de qué tipo y en qué cantidad. Además, es una manera rápida de saber si en el plasma del individuo convaleciente para la enfermedad se puede usar para pacientes que estén más graves”, cuenta con orgullo.

Perandones agrega: “Para todas las áreas que incluyan Covid-19 hay un proyecto Anlis-Malbrán. Tanto para optimizar los diagnósticos con PCR en tiempo real como para el desarrollo de estrategias terapéuticas, ensayos en vivo con pacientes y hasta un test serológico propio”. Otro en agenda es una aproximación ecológica de la pandemia: la búsqueda ambiental del virus. “Toda la experiencia de detección en humanos la  queremos trasladar hacia esos sectores para poder ampliar y tener una visión más globalizada de la infección”, contó Baumeister.

La posibilidad de llegar a todos

El pico de contagios (ahora previsto para junio) en Argentina se estira a la par que se extiende la cuarentena obligatoria. “Quizás no tenga forma de pico, no sabemos”, dice con incertidumbre Daniel Cisterna,  jefe del Servicio de Virología, pero en algo está seguro: “Institucionalmente tenemos organizado todo el sistema para hacer el diagnóstico a gran escala. Tenemos stock de insumos, personal entrenado, y una base de datos de consulta de los hospitales efectores sistematizada”.

Tienen también esquematizada la distribución de insumos a las diferentes provincias. Entre ellos, los reactivos, la figurita difícil en el álbum de la pandemia. “La competencia a nivel mundial es muy grande”, asegura Cisternas pero aseguró que el stock está garantizado gracias a las dos grandes compras que realizó el Ministerio de Salud y una tercera en licitación.

Los investigadores dicen que una sensación de alivio les recorre cuando comparan la situación local con la de países vecinos. “Es imposible no compararse con Brasil y no agradecer que las medidas de restricción, los protocolos y la provisión de insumos haya sido a tiempo. Argentina ha tenido un rol muy distinguido en saber cuál era la amenaza y poder tomar las medidas necesarias”, advirtió la directora de Ciencia y Técnica.

Y agregó: “Nosotros tenemos la posibilidad de brindar el diagnóstico a toda persona que cumpla con la definición de caso sospechoso sin importar a qué segmento o sector del sistema de salud pertenece. Eso te da una equidad, te da una garantía del sistema de salud de cobertura para aquel que realmente lo necesita y nos permite saber en tiempo real como es la dispersión viral en todo el país”.

Prueba de fuego

La pandemia requiere de acción y atención inmediata de la ciencia alrededor del mundo. Pero aún así, hay urgencias y situaciones que el laboratorio de Baumeister no puede dejar de atender. El sarampión, por ejemplo, es otro de los temas de los que se ocupan y les preocupan, además de los virus estacionales de los que se encargan todos los años y aún en este contexto, no dejaron de estudiarlos.

A la entrevista con este medio, los investigadores llegaron directo desde una reunión por videoconferencia y harán otra al término entre pares. Son las 18 y aún les quedan horas de trabajo dentro de sus laboratorios. No se quejan, aseguran que esta es “la prueba de fuego”. “Sentimos la satisfacción de poder aportar para lo que nos preparamos desde siempre. La pandemia no la podemos detener, si podemos reducir su impacto”, señaló Baumeister. Hoy más que nunca, se intensifica su entrega y energía: El sonido ambiente de los trabajadores de la salud pública.

Fuente: BAE Negocios - Ver más sobre Ciencia