El cáncer cérvico-uterino genera 3 mil nuevos casos por año
en la Argentina y es el segundo en incidencia entre las mujeres en el país por
detrás del cáncer de mamas.
Al conmemorarse la semana pasada el Día Internacional de
Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, los especialistas advirtieron que ésta
es una enfermedad que se produce cuando las células comienzan a sufrir
transformaciones o alteraciones conocidas como "lesiones".
Este tipo de cáncer es causado por el Virus de Papiloma
Humano (VPH), que se transmite por contacto sexual.
En la mayoría de los casos, el virus desaparece solo, sin
causar ninguna manifestación o síntoma en el cuerpo.
Sólo en una pequeña proporción de casos, alrededor del 5%,
el virus puede tornarse persistente, pudiendo estas lesiones con el tiempo
convertirse en cáncer.
Sin embargo, tener VPH no significa tener cáncer, según lo
aclaró la oncóloga clínica Victoria Costanzo, del Instituto Alexander Fleming,
Costanzo destacó que "por un lado, no todos los
serotipos de VPH se asocian a cáncer de cérvix, esta relación es prevalente con
los serotipos 16 y 18".
"Por otro, la mayoría de las infecciones son
transitorias y desaparecen en el lapso de 1 a 2 años. Sin embargo aquellas
mujeres con infección persistente tienen riesgo alto de presentar lesiones
pre-neoplásicas y evolucionar a carcinoma", indicó la oncóloga.
Las lesiones pre-cancerosas y el cáncer en sus estadios tempranos,
que puede hacerse presente, inclusive, en mujeres jóvenes, generalmente no
producen síntomas, pudiendo pasar hasta 10 años antes de que las lesiones
pre-cancerosas se conviertan en cáncer.
Es por este motivo que resulta fundamental la acción preventiva y hay tres formas de
hacerlo:
Vacuna del VPH: Previene la infección de estos virus que
causan aproximadamente el 80% de los casos de cáncer de cuello de útero. La
vacuna es gratuita y obligatoria en todo el país para las niñas de 11 años. Son
necesarias 3 dosis para conseguir la máxima protección.
Test de Papanicolaou (PAP): Es una manera sencilla y
efectiva de prevenir el cáncer cérvico-uterino. Permite detectar células
anormales asociadas a lesiones precursoras de cáncer, que al ser tratadas no
evolucionarían. Se recomienda que se realicen el PAP las mujeres a partir de
los 25 años. Si durante 2 años seguidos el PAP da negativo, se puede
espaciar a 3 años
Test de VPH: Este recurso disponible en algunas provincias
del país posibilita detectar la presencia de ADN de VPH de ‘alto riesgo
oncogénico’ en las células del cuello del útero; ello significa la posibilidad
de controlar el desarrollo de laslesiones, incluso antes de que se produzcan.
Al respecto, Costanzo afirmó que "dado que en este tipo
de cáncer la mayoría de los casos se asocian al Virus de Papiloma Humano, es
clave evitar la infección viral, es decir, prevenirla a través de la
vacunación".
"Esto equivale a evitar el desarrollo de la enfermedad
y las muertes por esta causa. El riesgo de infección por VPH existe desde el
inicio de la actividad sexual, por eso, y necesariamente, la vacunación debe
ser previa a la exposición al agente viral", añadió.
Se estima que en nuestro país cada año hay 3.000 nuevos
casos de cáncer de cuello de útero y se producen 1.800 muertes a causa de esta
enfermedad.
Según una encuesta del Centro de Estudios de Estado y
Sociedad (CEDES) sobre 1.200 mujeres de Capital Federal y Gran Buenos Aires, el
85% no conoce las causas del cáncer cérvico-uterino y el 33% no sabe cómo se
previene.
Este alto nivel de desinformación abona el terreno para que
prevalezca la enfermedad. Es por eso que se considera al cáncer de cuello de
útero el tumor que refleja con mayor crudeza la desigualdad social en salud.
En ese contexto, en el marco del proyecto para el
mejoramiento del Programa Nacional de Prevención de Cáncer de Cuello Uterino en
Argentina, en el 2007 se realizó un diagnóstico de situación sobre el cáncer de cuello de útero.
Dicho diagnóstico develó que las provincias con mayores
tasas (Jujuy, Chaco, Misiones, Formosa y Salta) presentaron valores cuatro
veces más altos que el de la jurisdicción con menor mortalidad (Ciudad de
Buenos Aires).
Las mujeres que residían en las regiones de Noroeste (NOA) y
Noreste (NEA) fueron las que mayor probabilidad tenían de no haberse tamizado
en los dos últimos años.
"El cáncer de cuello de útero afecta principalmente a
mujeres de bajo nivel socioeconómico, socialmente vulnerables y con bajo acceso
a los servicios de salud", indicó el oncólogo Gonzalo Giornelli, del
Instituto Alexander Fleming.
Giornelli señaló que "la baja participación de las
mujeres en los programas de prevención se relaciona con la existencia de
barreras de acceso al sistema de salud (inaccesibilidad geográfica a los
centros de salud que existen en algunas zonas, demoras y esperas prolongadas
para la asignación de turnos y resultados)".
"La falta de recursos económicos para cubrir el
traslado; cuestiones culturales o de género (pudor a exponer su cuerpo desnudo,
el temor a un resultado anormal, la necesidad de una organización doméstica
especial para asistir a la cita del PAP y la falta de apoyo de las parejas y/o
de las familias); entre otras, atentan contra la posibilidad de controlar esta
enfermedad", concluyó el oncólogo.
Fuente: Diario MDZ Online