El Foro contra la Violencia Obstétrica, de Pilar, acumuló
una gran cantidad de denuncias de parturientas maltratadas por médicos y
enfermeros. El director de la maternidad dijo a Página/12 que “muertes hay en
todos los hospitales”.
El 23 de abril de este año, Estela Martínez internó a su
hija Daniela Moreira en el Hospital Materno Infantil Hugo Meisner, ubicado en
Presidente Derqui, localidad del partido de Pilar. “Ese día le hicieron una
cesárea a las siete de la tarde. Tuvo su bebé y estaba lo más bien. El sábado
25 se empezó a descomponer, le pusieron un analgésico y en seguida se hinchó
toda”, cuenta Estela. Los médicos decidieron trasladarla entonces al Hospital
Sanguinetti, ubicado en el centro de Pilar. Sin embargo, no pudo ser atendida
allí y la regresaron a la maternidad, donde apenas estuvo unas horas. “No sé
por qué, pero esta vez tampoco la atendieron y la mandaron de nuevo al
Sanguinetti. Cuando yo llegué al hospital me avisaron que mi hija estaba muy
mal y que la iban a operar de urgencia. Salió un cirujano y me dijo que la
tuvieron que vaciar toda, porque mi hija estaba muy infectada.” Luego de
permanecer durante dos semanas en terapia intensiva, Daniela, de 21 años,
falleció el 7 de mayo.
La muerte de Daniela Moreira, que se encuentra denunciada en
la fiscalía de Pilar, forma parte de los numerosos casos que hasta hoy lleva
registrados el Foro contra la Violencia Obstétrica, fundado en 2011 en la
localidad de Presidente Derqui. “Contamos con más de cien denuncias hechas
contra la maternidad Meisner, aunque la mayoría de ellas no han sido llevadas a
la Justicia, por miedo o por desconocimiento”, dice Silvia Palmieri, una de las
principales referentes del foro. “Hace cuatro años nos empezamos a encontrar
algunas mujeres a raíz del caso Olivera, una mamá a la que dejaron sola durante
dieciséis horas cuando estaba a punto de dar a luz. La hicieron tener a su bebé
por parto natural, cuando el bebé ya llevaba muerto cuarenta y ocho horas. La
maternidad nunca detectó esto pese a que venían controlándola desde hacía cinco
días.” A partir de la conformación del foro comenzaron a hacerse públicas otras
muertes producidas en la maternidad y se propagaron las denuncias por el
constante maltrato dentro del establecimiento. “Yo estaba presente cuando a una
mamá le gritaron: ‘Bueno, ¿te gustó abrirte? Ya tenés ocho hijos, ahora callate
la boca. No te quejés’”, recuerda Silvia.
Ante la gran cantidad de casos registrados, el foro elevó un
petitorio al intendente Humberto Zúccaro, detallándole las anomalías en el
servicio de la maternidad. Al no obtener ningún tipo de respuesta, decidieron
convocar a una serie de movilizaciones para visibilizar sus reclamos. En la última
marcha, realizada el pasado mes de junio y que congregó a más de cuatrocientos
vecinos, se exigía el acceso a las historias clínicas de los bebés y las madres
fallecidas en la institución.
“La violencia obstétrica es un cambio mental, no es un
cambio de un aparatejo. Y a veces eso sale más caro y lleva más tiempo, porque
hay cosas que están arraigadas, que se hacen mal y se piensa que se las hace
bien”, dice Mario Gorosito, que desde febrero de este año se desempeña como
director del Hospital Materno Infantil Hugo Meisner. En los últimos diez años,
la maternidad tuvo diez directores diferentes. Según Gorosito, estos cambios se
deben al “desgaste” que conlleva el puesto. Sin embargo, desde el Foro contra
la Violencia Obstétrica se argumenta que esta sucesión de directivos es
producto de las denuncias que vienen realizando. “Si fuésemos ciento por ciento
efectivos no estarías hablando conmigo. A vos lo que te moviliza a hablar
conmigo son las muertes de las pacientes. En el Otamendi y Miroli muere gente,
en el Gutiérrez muere gente, en el Garrahan muere gente... La mortalidad es
algo que no se puede corregir”, afirma Mario Gorosito. Con respecto a las
denuncias que recibió el foro, Gorosito argumenta que durante su gestión sólo
ocurrió una muerte y que lleva registradas cinco quejas. El Hospital Meisner no
cuenta con estadísticas oficiales sobre el aumento o descenso de la mortalidad,
aunque el director afirma llevar “una estadística mental sobre lo que está
pasando” y señala que “ahora hay un montón (de quejas) de otras gestiones, pero
las recibí yo y me tengo que hacer cargo yo”. En relación al mal trato por
parte del personal de la maternidad, Gorosito reconoce la existencia de estas
situaciones. “Hemos tenido casos de ese tipo. Yo creo que se han cambiado. A
veces no son obstetras, no son médicos y sí son enfermeras, las cuales hemos
desactivado y jubilado. Los cambios se vienen haciendo. Los últimos los hemos
hecho en estos quince o veinte días.”
Mariana Peruzzo, una de las tantas damnificadas por la atención
recibida en el Hospital Meisner, llegó allí en agosto pasado sufriendo una
serie de pérdidas durante su embarazo y fue atendida por un médico de alto
riesgo. “Yo no podía hacerme los análisis en Pilar porque me dieron reposo
absoluto y en el Meisner tampoco porque sólo te los hacen a partir del octavo
mes. El médico de alto riesgo me terminó diciendo que era un embarazo normal,
que siga por los carriles normales.” Cuando comenzaba su sexto mes de embarazo,
Mariana fue llevada a la maternidad con un estado febril que apenas le permitía
levantarse de la cama. La médica que la atendió le recetó un Tafirol y le dijo
que vuelva a su casa. Como la fiebre aumentaba, Mariana fue llevada nuevamente
a la maternidad. “Entonces me hicieron un tacto y la doctora me dijo que olía
fétido, que estaba perdiendo líquido amniótico –recuerda Mariana–. Me dijo que
me tenían que sacar a mi hija y que como la bebé era muy chica, yo ya sabía lo
que iba a pasar. ‘¿No hay nada que puedas hacer?’, le pregunté. ‘¿Qué querés,
que te ponga un corcho?’ Esa fue la respuesta profesional de la doctora.” Su
bebé nació muerto por parto natural. Los restos de placenta que quedaron dentro
de ella la tuvieron al borde de la muerte hasta que los médicos lograron dar
con el antibiótico indicado y controlar la infección que se había producido
durante el parto.
“Si es por negligencia o por impericia, eso ya queda a cargo
de la Justicia. Si alguien se siente damnificada tiene que hacer una denuncia
formal. Ustedes están acá por lo malo, no por lo bueno”, argumenta Mario
Gorosito ante la consulta sobre cuál es su opinión acerca de los casos que
fueron llevados al Hospital Meisner a través del Foro contra la Violencia
Obstétrica. “Las denuncias que ellas hicieron están dentro del programa
nacional, que dice que el aporte de la comunidad ayuda a cambiar el modelo
organizacional de la maternidad.” Frente a esta respuesta, que el foro
considera insuficiente, sus integrantes decidieron continuar con los reclamos y
nuevas movilizaciones.
“¿Son médicos o son acomodados?”, se pregunta Silvia
Palmieri, refiriéndose a la manera en la que llega a ocupar su puesto el
personal clínico de este hospital. Y concluye con un panorama poco alentador
frente a la posibilidad de un cambio profundo en la maternidad: “No puede ser
que una mamá tenga todos los controles bien durante nueve meses y que luego se
muera por una infección de la que nadie sabe nada, o porque te quedó un poco de
placenta adentro. Este es el cuarto director que tenemos desde que el Foro
empezó a denunciar. Los cambian como si fueran vasos sucios. Van y vienen. No
hay mejoras. A nosotros nos dijeron que iba a cambiar el tema de las
matrículas, que ellos nos iban a abrir todos los archivos. Pero no nos los
tienen que abrir solo a las que pertenecemos al Foro, tiene que ser para todas
las familias que están denunciando”.
Fuente: Página 12 (Informe: Diego Fernández Romeral) - Ver más sobre Violencia Obstétrica