martes, 30 de agosto de 2016

Embarazo adolescente: hay que juzgar menos y prevenir más

La problemática es una de las causas principales de abandono escolar, y un condicionante del futuro de las mujeres. La visión simplista de algunos sobre el mero acceso a un plan social, minimiza la compleja realidad de jóvenes en riesgo.
      
Análisis. El 70% de los embarazos no son deseados. Ello muestra falencias de políticas públicas. El embarazo adolescente es una de las principales causas de la deserción escolar en las mujeres, que las condiciona de manera decisiva para su futuro laboral. Las madres adolescentes constituyen un fenómeno consolidado en los últimos 20 años en el país, según reconocen estudios de Unicef, con variaciones leves cada año, según las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación.

Ello ha llevado también a que casi la mitad de los niños nacidos tienen madres que no finalizaron sus estudios secundarios.

Los datos estadísticos revelan una realidad que recurrentemente en los últimos años –por preconceptos políticos o ideológicos– ha sido endilgada y suele ser simplificada incorrectamente a que la causa del embarazo adolescente corresponde a la Asignación Universal por Hijo.

El abandono de la escuela trae consecuencias profundas y casi irreversibles: prácticamente condena a la exclusión y pobreza, a la falta de oportunidades para progresar, a mujeres y a sus hijos, por el lugar o realidad donde nacieron.

La educación constituye el pilar para superar una realidad, y allí donde algunos observan la cómoda recepción del plan social, hay un fracaso de estrategias públicas –del gobierno nacional y de los estados provinciales–, tanto en materia educativa como de salud.

Las leyes de educación sexual, nacional y provincial, tienen más de una década de vigencia, y prácticamente no se aplican. Solo hay intentos acotados o políticas que tienden a justificar el "hacer algo", más que instruir y brindar conocimientos en forma sistemática e integral. Tampoco hay estrategias para intentar acompañar a las madres adolescentes.

Como un aporte a la realidad de la mujer en Paraná, un reciente estudio realizado por el Área de la Mujer de la Municipalidad de Paraná reveló que casi un 35% de las mujeres no tienen estudios secundarios completos, y entre las razones de esa deserción, sobresale el embarazo adolescente, en prácticamente una de cada tres mujeres. Pero en el caso de las niñas y adolescentes, es una de cada dos.

En los últimos años, desde la entrada en vigencia de la Asignación Universal por Hijo –y en particular cuando se amplió el beneficio se amplió a las embarazadas–, desde algunos sectores se ha insistido que fue el causal de la mayor cantidad de embarazos adolescentes. El tema es recurrente, porque la problemática es grave: de cada 10 chicos que nacen, aproximadamente dos tienen madres adolescentes.

Días atrás, una polémica apreciación tuvo la militante social macrista Margarita Barrientos, quien aseveró que "las chicas se embarazan para tener un sueldo". Semanas antes, el diputado correntino Javier Dindart fue desplazado de la Presidencia de la Comisión de Niñez y Adolescencia de esa cámara legislativa nacional, luego de afirmar que las adolescentes en situación de pobreza se embarazan para cobrar planes sociales. Antes había hecho punta, en 2011, el ex candidato a gobernador de Santa Fe por el PRO, Miguel Del Sel.

Más allá de miradas y posturas ideológicas, plantear que las niñas y adolescentes de sectores más carenciados buscan quedar embarazadas para recibir un subsidio no sólo es minimizar la verdadera problemática, sino es un modo violento y estigmatizante de señalar a quienes están casi condenadas a la exclusión y pobreza, por el lugar o realidad donde nacieron.

Estadísticas en perspectiva 

En realidad, las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación no muestra que haya un brusco cambio por el nuevo plan social: más bien hay una realidad no atendido en términos educativos o sanitarios, o la falta de entendimiento a una nueva situación de precocidad sexual y de escasa información, que no es exclusiva de la realidad argentina. Está claro, justamente, que el embarazo adolescente es un fenómeno que se concentra en los sectores más bajos y carenciados de una sociedad: pasa acá y en el mundo.

Sin embargo, las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación e incluso un informe presentado esta semana por Unicef al gobierno nacional confirma que en el país, el porcentaje de recién nacidos de madres adolescentes (menores de 20 años) respecto al total de nacimientos no ha tenido mayores variaciones, manteniéndose en valores cercanos al 15% en los últimos 20 años. Allí se remarca la desigualdad entre las provincias, al advertir por valores superiores al 20%, en jurisdicciones como Formosa y Chaco con 25%; Misiones 22% y Catamarca, Corrientes y Santiago del Estero 21,2%. Justamente, en esos lugares es donde más pobreza hay, y menos instrucción educativa y acceso a políticas públicas de educación y de salud: no es el plan social; sino una cadena de factores lo que motivan que se produzcan allí más casos.

En Entre Ríos, las últimas cifras oficiales del año 2014 dan cuenta que del total de esa franja etaria, un 17,7% es madre de un niño; en el 2011 ese porcentaje había sido de 18,3%; y una década atrás, en 2005, alcanzó al 17,9%.

La provincia está por encima del promedio de la Región Centro, establecido en 13,4%, debido a los índices de 6,8% en Ciudad de Buenos Aires; 13,5% en provincia de Buenos Aires; 13,8% en Córdoba y 16,3% en Santa Fe.

Por encima de esos valores están las provincias de la Región Noreste y Noroeste, con porcentajes promedios de 23,3% y 20%, respectivamente.

Si se compara la evolución del embarazo adolescente en más de 10 años, se puede observa que en el caso del país, pasó de 13,8% en 2005, a 15,8% en 2009 y quedó cerca en 2014 –última cifra anual disponible– en 15,7%.

Si se traza la comparación interanual en la Región Centro, pasó de 12% en 2005, a 13,9% en 2009 y bajó respecto a esa medida, a 13,4% en 2014.

Consejo de la Niñez y Adolescencia 

Que la estadística se mantenga de algún modo casi inalterable, en los mismos valores, exige otra reflexión más profunda: "El 69% de estos embarazos no fue intencional", concluyó como uno de los temas centrales de la 25° sesión del Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia, realizada esta semana en la Casa Rosada.

"Hay que dar el debate, poner blanco sobre negro, decirnos la verdad respecto al embarazo adolescente y acordar líneas de acción en este sentido, porque cuando hablamos de esto estamos hablando de jóvenes en riesgo", aseguró la ministra Carolina Stanley, que estuvo esta semana en la capital provincial. Y agregó: "Necesitamos alzar la voz, dar una respuesta seria a esta problemática y poner manos a la obra, porque nuestras chicas no pueden esperar".

En ese ámbito en Buenos Aires estuvieron también Yael Bendel, secretaria nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, Florence Bauer, responsable de Unicef en Argentina, Julia Pomares, directora ejecutiva del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), especialistas invitados de Chile y Uruguay y representantes de todas las provincias.

Florence Bauer resaltó que las cifras de adolescentes embarazadas son altas, "ya estamos hablando del 15% de las jóvenes de todo el país", y alertó: "En algunas provincias sube al 25% y en ciertos municipios hasta el 40%. Son cifras extremadamente altas y que se mantienen constantes".

La representante de Unicef señaló: "En el 70% de los casos las adolescentes dicen que no desearon ese embarazo; esto nos plantea la falta de acceso a la información sobre cómo evitarlo", y agregó: "La situación se agrava "cuanto más baja es la edad de la madre, ya que se plantea la posibilidad de que sea fruto de una relación asimétrica o del abuso sexual y que la joven no reciba los cuidados prenatales necesarios".

Fuente: Diario UNO (Entre Ríos) - Ver más sobre Adolescencia