En la Capital, una multitud protestó contra la violencia de
género; por primera vez las mujeres hicieron un cese de actividades laborales
de una hora; el brutal crimen de Lucía Pérez, en Mar del Plata, volvió a
alertar sobre la problemática.
La lluvia fue incesante durante la tarde de ayer, pero no
impidió que miles de mujeres se manifestaran en el Obelisco y en la Plaza de
Mayo tras la convocatoria del colectivo #NiUnaMenos contra la violencia de género.
Al mediodía, hubo un paro laboral femenino en todo el país. El negro vistió los
cuerpos de las mujeres que protestaron en una jornada inédita en el país.
El llamado al paro de mujeres con movilización surgió el
jueves pasado por la fuerte repercusión que tuvo el caso de Lucía Pérez, una
adolescente violada, torturada y asesinada en Mar del Plata. La convocatoria la
hizo #NiUnaMenos junto con otras agrupaciones feministas. Se sumaron partidos
de izquierda, gremios, el kirchnerismo y organizaciones de derechos humanos.
En oficinas privadas y públicas, entre las 13 y las 14, las
mujeres suspendieron sus tareas y salieron a la calle a aplaudir como forma de
manifestación contra la desigualdad. Varios hombres acompañaron y se mostraron
junto a ellas bajo la lluvia. LA NACION recibió reportes y fotos desde
dependencias públicas, municipales y nacionales, de empresas privadas porteñas
y bonaerenses que habían parado, y de localidades del interior.
El paro se sintió hasta en el subte. Pasadas las 13, en una
formación de la línea B, una voz masculina informó por altavoz que la formación
era operada sólo por hombres porque las mujeres habían parado. En la estación
Diagonal Norte de la línea D se leía la frase "Ni una menos" en los
carteles digitales que indican el estado del servicio.
La concentración estaba convocada para las 17, pero a las 16
ya se veía una importante afluencia en torno del Obelisco. Hacia las 18 apenas
se podía caminar por las calles que rodean la intersección de las avenidas 9 de
Julio y Corrientes. Anoche, autoridades vinculadas con el área de seguridad
porteña informaban que la marcha superó las 25.000 personas. Al cierre de esta
edición, las organizadoras calculaban casi el doble.
Aunque estaban divididas las opiniones sobre si debían ir
los hombres, hubo fuerte presencia masculina. "Pensamos que por la lluvia
no venía tanta gente, esto nos sorprendió", dijo Clara, que viajó desde
Ramos Mejía con su novio, Enrique. "Él me quiso acompañar y le dije que
sí, aunque habíamos escuchado que los hombres no estaban invitados." Él
también opinó: "Me parece importante que nosotros también pensemos en la
situación de las mujeres, muchas veces piensan que no es nuestro problema".
Hasta ayer no estaba confirmado si la manifestación iría
hacia la Plaza de Mayo. Algunos de los organizadores querían evitar que, al
protestar frente a la Casa Rosada, su reclamo quedara reducido a un acto
específico contra el Gobierno. Además, había temor a que hubiera incidentes en
la Catedral, como en otras manifestaciones feministas. Pasadas las 20, durante
la desconcentración, un grupo de casi 20 jóvenes con caras cubiertas lanzó
bombas de pintura contra la Catedral, que estaba vallada. Tiraron y quemaron
basura. Pintaron la palabra aborto en las vallas.
"Es una manifestación de unión, nos empoderamos al
saber que estamos juntas. Que la sociedad sepa que ni la lluvia nos para",
dijo María, de 27 años, bajo un paraguas rojo, cerca de la Catedral. Fue a la
movilización junto con dos amigas; todas llevaron carteles alusivos a
#NiUnaMenos, hechos por ellas mismas.
Desde temprano, en calles y avenidas del centro porteño,
estaban preparados improvisados stands donde se vendían pins a $ 15, remeras
con consignas feministas a $ 120, banderas #NiUnaMenos a $ 50, así como pilotos
y paraguas. "A los choris, chicas, a los choris", cantaban los
asadores, entre nubes de humo, al caer la noche en la Plaza de Mayo.
Las calles céntricas permanecieron cortadas hasta pasadas
las 20. El tránsito alrededor de la zona de la manifestación fue un caos.
Los bares cercanos a la Plaza de Mayo estaban colmados de
gente que tomaba café, aprovechaba para ir al baño y se refugiaba de la lluvia
incesante. Muchos locales permanecieron cerrados, tal vez para evitar la
entrada masiva de manifestantes.
El ánimo era tranquilo pero efusivo. Mujeres con chicos,
embarazadas, con sus parejas, con amigas, con compañeros y compañeras de
agrupaciones políticas. Se oían el estruendo de bombos y cánticos femeninos por
altavoces. En la calle, muchos se quejaban del uso de paraguas, que empeoraba la
complicada circulación a pie. No mojarse era casi imposible.
También hubo rondas de mujeres que cantaban "Ni una
Menos, vivas las queremos". En menor medida podían escucharse consignas
contra el Gobierno, en especial de agrupaciones de izquierda.
Había banderas de Pan y Rosas, de La Cámpora, del Frente de
Izquierda, del Partido Comunista Revolucionario, de Autodeterminación y
Libertad. También podían verse banderas de agrupaciones de defensa de la
diversidad, como la de "Lesbianas Presentes". En otra, podía verse la
bandera del arco iris, símbolo del orgullo gay.
Muchas mujeres hicieron sus propios carteles caseros, que
llevaron colgados en la espalda, en los paraguas y en los bolsos. La charla
surgió de manera espontánea entre desconocidas de todas las edades.
"Vine a la marcha porque estos eventos obligan a los medios
a hablar del tema y cuanto más se hable y más repercusiones tenga más cerca de
un cambio vamos a estar", sostuvo Fernanda, arquitecta de 30 años, de
Villa Urquiza, que estaba complemente vestida de negro. "El cambio no es
sólo el ideal desde políticas públicas, sino también desde la toma de
conciencia a nivel grupal e individual", concluyó.
La artista detrás del emblema
Romina Lerda es cordobesa. Nació en la localidad de Laborde,
en 1977, y desde que era chica se inclinó por el dibujo como su gran pasión.
Una de sus creaciones, el retrato de una mujer, se volvió viral y se convirtió
en el emblema del paro de mujeres y la marcha de ayer. "Poder ser un
poquito parte de esta causa que moviliza a todo el mundo es un orgullo para mí...",
contó en su Facebook, y aclaró que el retrato de la mujer que se replicó en las
redes sociales lo cedió para "esta tan noble y comprometida campaña".
También contó que llegó un momento de su vida, a comienzos
de 2013, en el que sintió la necesidad de hacer públicas sus obras, motivada
por los fuertes momentos personales que estaba atravesando. "Llevo
pintadas más de un centenar de obras, las cuales cuelgan en diferentes lugares
con la certeza de que todas están cumpliendo una función. Todas son parte de
mí, todas tienen mi energía", explicó la artista. Su dibujo, además, se
convirtió en la foto de perfil de muchas personas.
Fuente: Diario La Nación