Con un registro de 46,9 donantes por millón de habitantes en
2017, España es, desde hace 26 años, líder mundial en la materia. La cifra
duplica la de la Unión Europea , con una media de 21,5, y triplica la de la
Argentina, que el año pasado alcanzó los 13,46 donantes por millón de
habitantes.
Por sus excelentes resultados, el modelo de donación y
trasplante español fue tomado como ejemplo y se replica con éxito en diferentes
países. Supone un abordaje integral que va desde la capacitación de los
profesionales y la concientización de la ciudadanía en las edades más tempranas
hasta el sostenimiento de políticas a largo plazo y la función clave de los
coordinadores de trasplantes, especialmente formados para identificar
potenciales donantes y ser un nexo entre la familia y el sistema.
Según la última encuesta del Incucai, que data de 2013, siete
de cada diez argentinos son proclives a donar. Pero, señalan los especialistas,
no es suficiente. Actualmente, 11.000 personas esperan un órgano o tejido que
pueda salvar o mejorar su calidad de vida, pero al año solo el 10% de quienes
se encuentran en lista logran trasplantarse. Esto significa que entre un 25% y
un 30% mueren sin conseguirlo.
Si bien la escasez de órganos para trasplantes es un
problema mundial, en muchos países europeos y en los Estados Unidos crecieron
significativamente los índices de donaciones, mientras que la Argentina se
mantuvo en la última década en una meseta y con una alta tasa de oposición
familiar (personas que se niegan a donar el órgano de su pariente fallecido),
que el año pasado fue del 40%. En España, por ejemplo, apenas es del 13%.
Ese punto es una de las claves que motivaron la flamante ley
de trasplante de órganos, tejidos y células, que estableció que todos los
mayores de 18 años serán donantes, salvo que hayan manifestado su voluntad
contraria. Sin embargo, la reglamentación de la norma aún deberá definir, entre
otros puntos, el modo en que se verificará la voluntad del donante. Mientras
algunos especialistas son escépticos respecto del impacto de la medida, otros
argumentan que es una herramienta válida y efectiva para aumentar la cantidad
de donantes y bajar la tasa de oposición familiar.
Carlos Díaz: "El grueso de la comunidad no tiene muy
claro por qué se hacen estas intervenciones"
España cuenta con un modelo basado en el consentimiento
presunto. La diferencia con el proyecto aprobado en la Argentina es que no
posee un registro para los "no donantes". A pesar de que formalmente
no se necesita la autorización de los familiares para hacer la ablación de los
órganos de una persona fallecida, si se oponen, la donación no se ejecuta.
"Tenemos un consentimiento presunto, pero no lo aplicamos", explica
Martí Manyalich, presidente de la fundación Donation & Transplantation Institute
(DTI), dedicado a la formación de profesionales de la salud en donación y
trasplante a nivel mundial, y responsable de replicar el modelo español en
países como Croacia -número dos del mundo en cantidad de donantes, con 39,5 por
millón de habitantes-, Portugal, Italia, Francia, Irán y China, entre otros.
Los españoles ponen el acento en capacitar a los
coordinadores, que son los encargados de hacer las entrevistas familiares en
los hospitales. De acuerdo con su experiencia, Manyalich dice que si el
personal está correctamente formado, lo más probable es que la familia decida
en favor de la donación. En parte, a eso le atribuye que España tenga una
oposición familiar tan baja.
"Cualquier médico que va a ser especialista en
anestesia, cuidados intensivos o urgencias recibe, antes de acabar su práctica,
una formación especial en la temática", cuenta Manyalich, que considera
tan importante saber identificar aquellas personas fallecidas que son donantes
como entrenarse en el trato con la familia, en el diagnóstico de la muerte
encefálica, en mantener los órganos una horas para preparar todo para el
trasplante y, por último, en la logística de la cirugía.
En Uruguay, desde 2013, se valen de una ley muy similar a la
nueva normativa argentina. "Nuestra entrevista con la familia no es de
consulta, sino de notificación", explica Milka Bengochea, directora del
Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Células, Tejidos y Órganos. A
partir de este cambio, lograron bajar la tasa de oposición familiar del 13% al
1% y aumentar de forma considerable el número de donantes por millón de
habitantes. Uruguay es líder en cantidad de donantes cadavéricos en América
Latina, con 20 por millón de habitantes, cuando la media regional es de siete.
"Cuando uno se compara con otros países que empezaron
la aventura del trasplante en años semejantes, se da cuenta de que nos
superaron ampliamente. Croacia, por ejemplo, que hasta hace poco estaba en una
situación parecida a la nuestra, hoy tiene tasas de procuración muy por encima
de las argentinas", afirma Carlos Díaz, presidente de la Sociedad
Argentina de Trasplantes (SAT).
¿Por qué la Argentina, al haber sido pionera en la materia,
no logró alcanzar mejores resultados? Los especialistas coinciden en que el
país tiene todo lo necesario para ser líder. Destacan, entre otras ventajas, el
contar con el Incucai, uno de los primeros entes reguladores del mundo (fue
creado en 1977, una década antes que sus equivalentes en España y Estados
Unidos), y el Sistema Nacional de Información de Procuración y Trasplante de la
República Argentina (Sintra). Sin embargo, remarcan que un punto a mejorar es
la figura de los coordinadores de trasplantes. En este sentido, la nueva
normativa obliga al Estado a invertir no menos del 20% del presupuesto del
Incucai en estos profesionales.
Para Manyalich, "lo que le falta a la Argentina es que
la donación esté basada en los hospitales y que sean médicos intensivistas,
entrenados, dedicados y con un salario para esta tarea". Sobre ese punto,
Alberto Maceira, presidente del Incucai, dice que uno de los ejes a los que
apunta su gestión está en la detección de los posibles donantes, con la
convicción de que los coordinadores hospitalarios cumplen un papel fundamental.
Sin embargo, reconoce que hoy resultan insuficientes. "Estamos trabajando
para aumentar la masa crítica de profesionales especialistas en procuración y
en su formación", dice.
"Nuestro objetivo es llevar el sistema a los hospitales
y pasar de la figura del coordinador hospitalario a la de servicios de
procuración. Es por ello que estamos lanzando nuevos formatos educativos, como
por ejemplo una residencia posbásica, para intensificar la capacitación de
quienes estén a cargo de estos servicios", explica Maceira.
Referentes mundiales
El modelo español comenzó a gestarse a finales de los años
80 en diversos hospitales de ese país y se vio fortalecido e impulsado con la
creación en 1989 de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). La función
del coordinador, presente en todos los hospitales de España en los que puede
haber un posible donante (hay 500 profesionales que conforman 186 equipos de
donación), es la más imitada en el resto del mundo y a la que se atribuye, en
gran medida, el éxito alcanzado. Pueden ser médicos o enfermeros y entre sus
principales funciones está la de identificar a los pacientes terminales
potencialmente donantes, mantener sus órganos en buen estado, informar a las familias
afectadas y obtener su consentimiento, organizar la extracción y supervisar el
proceso de traslado.
Estados Unidos es otro de los países que se destacan, con
una tasa de donantes de 30,8 por millón de habitantes. El sistema
norteamericano creció un 20% en los últimos cinco años con la intervención de
la United Network for Organ Sharing, una organización privada sin fines de
lucro, contratada por el gobierno federal. Basó su éxito en pilares como el
apoyo y la inversión en recursos; el empleo de enfermeras altamente
calificadas, dedicadas a la procuración; profesionales bien remunerados;
campañas para educar a la población, y un sistema de control y estímulo para
aquellos hospitales en los que se denuncian y detectan donantes.
Emilio Poggio, un médico argentino que se desempeña como
jefe de trasplante de riñón y páncreas de la Cleveland Clinic del Estado de
Ohio -hospital modelo en la materia-, destaca el valor del sistema de control y
seguimiento con el que cuentan. "Se basa en el reporte de resultados: cada
vez que recibimos un órgano, estamos obligados a reportarle al gobierno cómo le
fue al paciente hasta los tres años posteriores al trasplante", resalta
Poggio.
Las Organ Procurement Organization (OPO, por sus siglas en
inglés) son las responsables de la procuración en las distintas regiones de
Estados Unidos. Hay 58 manejadas por enfermeras profesionales y con un director
médico a cargo de cada una de las organizaciones. "En Ohio, por ejemplo,
visité una que tenía 24 equipos de procuración compuestos por enfermeras, que
atienden 80 hospitales para, aproximadamente, 7 millones de personas",
detalla Domingo Casadei, director del Instituto de Nefrología de Buenos Aires y
miembro asesor del Incucai. "A diferencia de ellos -remarca-, en la provincia
de Buenos Aires tenemos 24 procuradores para 20 millones de personas".
En la Argentina, el Programa Federal de Procuración abarca
33 hospitales, que cuentan con coordinadores de trasplantes. Si se suman
aquellos que son financiados por algunas provincias, el número asciende a 60.
El número de profesionales resulta escaso si se tiene en cuenta que son 1535
los hospitales públicos que hay en nuestro territorio, a los que se suman 3673
privados.
En Irán, por tomar un caso exitoso, hay 55 hospitales y 52
tienen un médico procurador. Eso explica cómo, en pocos años y teniendo una población
reticente a donar por motivos religiosos, este país logró alcanzar la misma
cantidad de donantes cadavéricos que la Argentina.
Gabriel Gondolesi, jefe de trasplante hepático, intestinal y
renopancreático del Hospital Universitario Fundación Favaloro, donde dicta la
asignatura Trasplante de Órganos, Tejidos y Procuración de Órganos, opina que
una medida posible para aumentar la capacitación de los profesionales sería que
la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau) determinara
como "obligatorio que todas las facultades de medicina tengan el
trasplante como materia", algo que solo ocurre en tres instituciones.
Por otra parte, el éxito del modelo español no se puede
entender por fuera del sostenimiento de las políticas públicas de trasplantes a
lo largo del tiempo -Rafael Matesanz, su creador y promotor, fue presidente de
la ONT por casi 28 años- y la adecuada asignación de recursos.
También tuvo un papel importante aumentar significativamente
el universo de donantes, al extender la franja de edad e incorporar el criterio
de donación por paro cardíaco o "en asistolia", es decir, cuando se
constata el cese irreversible de la función circulatoria y respiratoria.
Todos estos son los desafíos que tiene por delante la nueva
ley una vez que se reglamente.
La importancia de las campañas para educar a la sociedad
En la Argentina, una de las campañas que más movilizaron a
la sociedad fue la impulsada por Justina Lo Cane -que murió a los 12 años a la
espera de un corazón- y su familia. Cuando Justina ya no pudo evitar la
internación, optó por darle un sentido a su espera y la campaña #MultiplicateX7
inundó las redes sociales. En España, brindar información sobre la importancia
de la donación de órganos a través de los medios de comunicación y de campañas
educativas fue uno de los ejes del desarrollo de su exitoso sistema. Pero desde
1990 una norma prohíbe fomentar aquellas campañas dirigidas a promover la
donación de órganos para personas en concreto.
Fuente: Diario La Nación - Ver más sobre Donación de Órganos