La ley Justina, aprobada a principio de este mes, dispone
que todas las personas mayores de 18 años sean donantes de órganos o tejidos,
salvo que en vida dejen constancia expresa de lo contrario. "Creemos que
se malinterpretó el tema de la compulsión en la toma de la decisión; mucha
gente sintió que las familias no iban a tener ningún rol", dijeron a
Infobae desde Incucai.
Por unanimidad en ambas cámaras la llamada ley Justina de
trasplante de órganos fue aprobada el 4 de julio en el país. Impulsada por los
papás de Justina Lo Cane, una pequeña de 12 años fallecida en noviembre pasado
por no haber recibido un corazón a tiempo, la norma dispone que todas las
personas mayores de 18 años sean donantes de órganos o tejidos, salvo que en
vida dejen constancia expresa de lo contrario.
Como toda "novedad", la aprobación del proyecto
del senador Juan Carlos Marino trajo consigo muchas dudas en torno a cómo iba a
funcionar, a partir de la reglamentación, la donación de órganos en el país.
Incluso no fueron pocos quienes manifestaron su premura por conocer la manera
en que debían dejar asentada su negativa a ser donantes.
"Siempre que hay una situación nueva, en principio hay
que estar muy atentos al impacto de la nueva comunicación; y cuando hablamos de
donación y trasplante de órganos, muchas veces no es una información para dar
en un solo mensaje, ya que puede prestarse a la desinformación". La
aclaración la hizo a Infobae Roxana Fontana, coordinadora del Área de
Comunicación Social del Instituto Nacional Central Único Coordinador de
Ablación e Implante (Incucai).
En la nota que publicó este sitio con motivo de la
aprobación de la ley no fueron pocos los lectores que expresaron su desacuerdo
con el hecho de que "todos sean donantes salvo que expresen lo
contrario".
"Creemos que la toma de decisión de ser donante se hace
en diferentes etapas y momentos de la vida; a veces la búsqueda de información
surge porque se tiene un conocido que necesita un trasplante", manifestó
Fontana, quien se mostró sorprendida de que "muchas de las personas que
llamaron en estos días a Incucai querían hablar, no sólo expresar su voluntad;
incluso los que querían expresar su negativa necesitaban exponer sus por qué, y
algunos revirtieron esa decisión".
Para ella, "se malinterpretó la 'obligatoriedad' de ser
donante". "A nadie se le va a coartar la posibilidad de decir que no,
y es nuestro deber mostrarle a la gente que no existe tal compulsión".
El Departamento de Trasplante del Hospital Universitario
Fundación Favaloro realizó la semana pasada una jornada informativa sobre la
nueva ley de trasplante en la que Fontana estuvo presente, y lo mismo había
hecho con anterioridad el Hospital Italiano. "Es nuestra obligación como
sistema de salud es abrir estos espacios donde tener un intercambio en la
pregunta y la respuesta para que la gente no se quede con ideas erróneas y
tenga la posibilidad de aclarar sus dudas o temores", destacó Fontana,
para quien "cada vez existen menos mitos de los que había antes".
"Muchos sintieron que con la puesta en práctica de la
norma, las familias no iban a tener ningún rol, que íbamos a cumplir con la ley
sin ningún proceso de diálogo y contención con las familias y nada más alejado
de la realidad -insistió-. Nada se va a hacer fuera de un marco de comunicación
como corresponde con quienes han perdido a su ser querido".
Al respecto, el médico nefrólogo y presidente de la Sociedad
Argentina de Trasplante, Carlos Díaz, destacó a Infobae que la primera persona
que pidió la palabra en el encuentro en Universidad Favaloro no era paciente ni
familiar de un paciente e hizo una consulta "aludiendo a su
desconocimiento".
"Hay un gran desconocimiento sobre el tema, inclusive
en aquellos que muchas veces tienen que informar -analizó el especialista-. El
primer desconocimiento es el que ignora que el trasplante es un tratamiento
médico y que mucha gente lo puede necesitar".
De acuerdo al jefe de la Unidad de Nefrología del Cemic,
"según las incidencias de los riesgos de enfermedad renal crónica en la
Argentina y en el mundo, las probabilidades de que una persona padezca la
enfermedad y necesite un órgano son mayores que las de ser donante".
El segundo ítem que se desconoce -para Díaz- "es que
las problemáticas de salud en el país y en buena parte del mundo están marcadas
por el padecimiento de enfermedades crónicas y que muchas de ellas tienen como
opción de tratamiento el trasplante".
Respecto de los recursos que el Estado destina a la salud,
"cuesta mucho más mantener a un paciente en diálisis que el tratamiento y
seguimiento si esa persona estuviera trasplantada". "Un trasplantado
le cuesta al Estado entre menos de la mitad y un tercio que lo que cuesta
mantenerlo en diálisis", detalló.
"Después está la cuestión más visceral y es que para
ser donante, una persona previamente tiene que estar muerta y el concepto que
se utiliza es el de muerte es encefálica, que es una situación absolutamente
irreversible", aclaró el especialista, que celebró la presencia de
Servicios de Procuración Intrahospitalaria en todos los centros de salud que
Incucai determine como otro de los puntos sobresalientes de la ley. "Poner
el acento en las estructuras sanitarias tiene que ver con el reconocimiento de
potenciales donantes", reconoció.
"Argentina tiene una larga tradición en trasplantes y
es líder en Latinoamérica, conforme la medicina avanza, se generan cambios y es
necesario también adaptar nuestras leyes a la realidad. Hoy nuestro país cuenta
con una nueva ley de trasplantes, sobre la cual debemos trabajar para informar
a la población. Es importante que todos conozcamos los derechos con respecto a
la situación de trasplante, ya sea aquellos que están en espera, sus familias,
o aquellos que ya han sido trasplantados. Esta nueva ley contempla muchos
aspectos que debemos conocer para poder continuar con esta tarea de informar,
educar y así poder ser solidarios", finalizó el doctor Alejandro
Bertolotti, jefe de Trasplante del Hospital Universitario Fundación Favaloro.
Fuente: Infobae - Ver más sobre Donación de Órganos