Cuáles son las principales aplicaciones de medicina basadas
en tecnologías accesibles y de bajo costo.
Desde aplicaciones móviles y videojuegos, hasta inteligencia
artificial, big data, interfaces hombre-máquina y procesamiento de señales
biológicas, las nuevas tecnologías se están usando para desarrollar
dispositivos médicos.
En los últimos años, la reducción en los costos de los
componentes ha permitido que empresas y grupos de investigación puedan dedicarse
a diseñar prototipos y soluciones comerciales que mejoran la atención y
rehabilitación de pacientes. Bajo la premisa de hacer aplicaciones económicas y
de acceso generalizado, en el país crecieron de manera exponencial los
desarrollos destinados a potenciar la medicina.
La posibilidad de ayudar a personas con problemas auditivos
motivó a Ezequiel Escobar y tres compañeros de la carrera de Ingeniería
Informática, en Jujuy, a diseñar,—en 2013— el prototipo de lo que hoy es
uSound, una aplicación móvil destinada a personas con hipoacusia que —mediante
un software que se instala en el smartphone y en base a los resultados de una
audiometría previa— aprovecha la capacidad de procesamiento del teléfono para
hacerlo funcionar de manera similar a un audífono.
El desarrollo del plan de negocios se hizo luego de
participar en las incubadoras Wayra y Mass Challenge, donde recibieron una
inversión de US$ 250.000. La aplicación, que puede obtenerse de las tiendas de
Android y Apple, corre en cualquier dispositivo de gama media y alta, y posee
inteligencia para procesar información sobre el comportamiento del usuario que
puede ser útil para el médico. “Tiene más de 15.000 usuarios activos en
distintos países”, dice Escobar, cuya empresa tiene 15 empleados. “En el mundo
hay 640 millones de personas con pérdida de audición. Y de cada 40 personas,
solo 1 accede a un audífono, por cuestiones de costo o de estética. Un audífono
sale entre US$2.000 y US$5.000. Nuestra meta es ayudar a quienes tienen este
problema”, completa Escobar. Para diseñar uSound tuvieron el asesoramiento de
fonoaudiólogos, expertos en prótesis, ingenieros de sonido y médicos
otorrinolaringólogos, ya que “es clave apoyarse en los especialistas”.
Otras alternativas aprovechan los videojuegos. Como la
empresa cordobesa de software Geminus Qhom, que diseñó la plataforma de
rehabilitación virtual Motmi. Mientras probaban tecnologías de reconocimiento
de movimientos —Xbox y Leap Motion— para desarrollar productos comerciales,
surgió la inquietud de investigar otros usos. “Buscábamos los elementos
motivacionales que intervienen en la rehabilitación de ciertas patologías y nos
propusimos desarrollar ejercicios con la dinámica lúdica de un videojuego. Se emplearon
sensores de movimiento baratos, para que la rehabilitación se democratice”,
señala Ricardo Ruival, socio director de la firma.
La plataforma, que hoy tiene 90 ejercicios de rehabilitación
que se desarrollaron junto con kinesiólogos, se probó en instituciones de salud
como Fleni y el Centro de Neurorehabilitación Rita Bianchi. En 2016 Motmi
ingresó al programa Incubando Salud, de la Fundación Barceló, para trabajar en
el modelo de negocios y obtuvo un subsidio de $800.000 del Fonsoft. “El 10% de
la inversión total se destina al hardware, básicamente sensores, y el resto se
asigna a I+D”, explica Ruival.
Muy usadas en el segmento de videojuegos, las interfaces
cerebro-computadora se aplican en medicina. “Permiten reconocer y procesar las
señales de los distintos tipos de ondas cerebrales, transformándolas en
comandos y controles que pueden dar instrucciones sobre lo que el paciente
quiere hacer. Al haber bajado el costo, es posible hacer desarrollos con esta
tecnología. Por ejemplo, para dar autonomía a personas con movilidad reducida”,
comenta Gastón Pereyra Puyó, director de Negocios de Interactive Dynamics, que
junto con la Fundación Rosarina de Neuro-Rehabilitación, diseñó una silla de
ruedas eléctrica que puede ser controlada con este tipo de interfaces usando el
lector de ondas cerebrales Emotiv Epoc.
Para hacerlo, se adaptó una silla de ruedas estándar, a la
que se le agregó una unidad de procesamiento y control, sensores de detección
de obstáculos y la electrónica que recibe las señales. Las ondas eléctricas
cerebrales son capturadas por Emotiv Epoc (colocado en la cabeza del paciente),
que transmite parte de la actividad cerebral por ondas de radiofrecuencia a una
notebook que actúa como intermediario, y cuyo sistema decodifica y transforma
esas señales en otras específicas para activar los controles de la silla de
ruedas.
Comunicación es salud La mejora de los procesos de atención
es otra área donde la tecnología tiene mucho para aportar. El Grupo de
Investigación y Desarrollo Aplicado a las Telecomunicaciones (Gidat) de la
Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) construyó el prototipo de un sistema
de telemedicina para aplicar en situaciones de emergencia, que facilita la
atención remota en zonas alejadas de los centros de salud, que carecen de
especialistas en ciertas patologías.
El Gidat desarrolló una plataforma de comunicación a
distancia —basada en la arquitectura de mensajería MOM— que permite transmitir
en tiempo real los resultados de un electrocardiograma y otros indicadores del
paciente (temperatura, pulso y presión arterial) para que un médico
especialista ubicado en un sitio alejado pueda diagnosticar, supervisar y tomar
decisiones en forma remota. “También se le puede agregar chat, audio y video”,
afirma Sebastián Tosco, vicedirector del Gidat.
Para el desarrollo se trabajó con cardiólogos del Hospital
Regional de Río Cuarto. “Desde la arquitectura de comunicaciones, se priorizó
la accesibilidad. Elegimos un sistema que se puede usar en cualquier tipo de
red y que consume poco ancho de banda”, completa.
Poco difundida en las entidades de salud del país, la
historia clínica electrónica permite mejorar la administración y la atención
mediante el uso de un soporte digital donde se efectúa el registro médico de
los pacientes a lo largo del tiempo. La empresa Epicrisis apunta a llevar la
historia clínica digital a los consultorios médicos particulares y centros de
atención ambulatoria.
Provista bajo la modalidad de software como servicio, la
aplicación puede ser accedida desde cualquier sitio o dispositivo por parte del
profesional. “La esencia de Epicrisis es el registro clínico electrónico del
paciente. Las historias clínicas suelen estar están fragmentadas y en papel;
pero la visión desde la informática medica es que pueda haber interoperabilidad
para compartir información”, señala Federico Pedernera, médico especialista en
Informática Médica formado en el Hospital Italiano y socio de Epicrisis.
Fuente: Diario Clarín - Ver más Innovaciones en Salud