La industria del tabaco está cambiando y, como en la
televisión analógica, ya se piensa en un apagón del cigarrillo tradicional. Las
tabacaleras encontraron un salvavidas en el desarrollo de la tecnología
aplicada al fumar: cigarrillos electrónicos, vapeadores y otros dispositivos de
consumo están tomando la delantera en el futuro de este mercado.
No por nada el Segundo Simposio Internacional sobre
tecnología de Nicotina en Polonia ISoNTech 2018 se tituló "Repensar la
nicotina". Allí se celebró el Quinto Foro Mundial de Nicotina, donde los
cigarrillos electrónicos en todas sus formas se dieron a conocer. Todos tienen
diferentes estructuras, componentes, análisis científicos que los respaldan -o
no- y generan efectos distintos en sus usuarios.
El telón de fondo del congreso eran los pasillos del hotel,
con stands con dispositivos y cascos de realidad aumentada para mostrar cómo
son nuevas formas de "consumir" tabaco a través de la tecnología:
vapeadores, eCig (cigarrillos electrónicos) y productos libre de humo son
algunos de los desarrollos que están empezando a sustituir al paquete tradicional
en muchos países del mundo.
En una marca de época (y de concepto) ya no se habla de
fumadores sino de consumidores: los usuarios de estos dispositivos ya no están
envueltos en humo ni hay combustión de tabaco. Fue ilustrativa la terraza del
segundo piso del Marriot, donde se desarrollaba el congreso, con un espacio
para el humo en sus múltiples formatos. Allí, pocos se animaban al tabaco.
Periodistas e integrantes de la industria de diferentes países vapeaban con
cigarrillos nunca vistos en ningún comercio argentino. No se trata de típico
eCig sino de dispositivos mixtos, que incluyen o no tabaco compactado y que
apuntan a ofrecer una alternativa sin humo y con un 95% menos de riesgo de
generar cáncer, afirman.
El cigarrillo electrónico no está autorizado en la Argentina
Mientras tanto, la industria del cigarrillo electrónico ya
tiene varios modelos de dispositivos en su ajuar. Por un lado, el eCig
tradicional que podemos ver en el mercado negro local, porque su venta está
prohibida en la Argentina. Consiste en un dispositivo con una boquilla, un
tanque para líquido -con o sin nicotina-, un vaporizador, un botón para activar
el sistema y una batería recargable.
Por el otro, dispositivos tipo IQOS (I Quit Ordinary
Smoking) de Philips Morris, que mantiene la experiencia de fumar un cigarrillo,
pero no genera combustión ya que calienta el pequeños cigarrillos Heets a 350
grados en vez de a 800. Esto evita la pirólisis, que es el cambio en la
composición química del tabaco por el calentamiento a altas temperaturas, y el
humo que se libera tiene, según la compañía, menos sustancias tóxicas para el
fumador.
Después está el vaporizador, un dispositivo más grande con
batería de mayor autonomía y un tanque que vaporiza el liquido de su interior.
La diferencia es que libera nicotina en forma constante pero no hay humo, sólo
vapor.
Cada una de las tabacaleras desarrolla su propio producto
que ofrece la posibilidad de consumir nicotina pero sin los riesgos de un
cigarrillo tradicional. A esta "nueva" industria la llaman productos
de riesgo reducido porque el daño no es el mismo, sino menor.
El cardiólogo Konstantinos Farsalinos es integrante del
Centro Onassis de Cirugía Cardíaca en Atenas, Grecia, y se dedica a investigar
desde el 2010 los efectos del tabaco sobre la disfunción cardíaca subclínica
utilizando nuevas técnicas de imagen. Lo acompaña adonde vaya un cigarrillo
electrónico. Lo muestra y cuenta a LA NACION cómo él mismo dejó de fumar:
"En el 2011 decidí probar el cigarrillo electrónico. Nunca había logrado
dejar de fumar y desde ese momento, dejé el paquete de cigarrillos en mi
casa", indica. "El problema es que la gente es adicta al tabaco.
Todos los remedios fallan para dejar de fumar. Esta es una opción adicional -de
tercera línea- para fumadores que no pueden dejarlo por ellos mismos y que no
pueden dejarlos con medicación. Una cosa es dejar de fumar y otra dejar de
consumir nicotina. No voy a decir que no hay riesgo, pero es mucho menor".
El resto de los sistemas para abandonar tienen menos tasas de éxito: un 3% por la
voluntad, un 7% con terapias de reemplazo de nicotina y un 30% con medicina,
indica Farsalinos.
Hay mucha información y desinformación al respecto. Las
redes sociales alimentan aún más la dicotomía "hace mal" versus
"no hace mal" y sus puntos medios. Por ejemplo, este estudio de
investigadores de Reino Unido y EE.UU. publicado en la Revista Thorax indica
que el vapor de los vapeadores afecta a la actividad de los macrófagos
alveolares en los pulmones. Los irritan. Si bien afirman que se necesitan más estudios
para comprender los efectos a largo plazo, indican que algunos de los
perjuicios observados en su investigación por el uso de vapeadores fueron
similares a los de los fumadores regulares y personas con enfermedad pulmonar
crónica (EPOC), que en la Argentina afecta a más de dos millones de personas.
"No creo que los cigarrillos electrónicos sean más dañinos que los
cigarrillos comunes. Pero debemos ser cautelosos sobre si son tan seguros como
se nos hace creer. Son más seguros en términos de riesgo de cáncer, pero si se
utilizan durante 20 o 30 años y pueden causar EPOC, es algo que debemos
saber", dice David Thickett, coautor del estudio.
Otra de las discusiones intercambiadas durante el congreso
se relacionó a la cantidad de no fumadores que ingresaron al mundo del vapeo
sin haber pasado por el tabaco tradicional: la estadística indica que sólo un
0,2% hicieron ese camino. Ya no hay fumadores secundarios, pero ahora aparecen
los "never smokers" adolescentes.
Falta investigar mucho más
Desde el 2011 que la Administración Nacional de
Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) prohíbe en la Argentina la
importación, distribución, comercialización y la publicidad o cualquier
modalidad de promoción del cigarrillo electrónico en territorio nacional.
"Desde el Ministerio seguimos con la visión sobre el
cigarrillo electrónico que la ANMAT ratificó en el comunicado", explica
Alejandro Videla, Coordinador del Programa Nacional de Control del Tabaco del
Ministerio de Salud. El médico afirma que no hay buena evidencia y que aún está
siendo analizada en varios lugares, pues la literatura muestra que no es
efectivo comparado con otros tratamientos para dejar de fumar.
Si bien dice que es real que la cantidad de sustancias
dañinas que tiene el cigarrillo electrónico son menores a las del convencional,
no hay evidencia terminante de que no produzca daños en la salud. La postura
del Ministerio de Salud es clara: "Estamos haciendo esfuerzos en que los
fumadores no fumen nada".
Son más de 30 los países que no aceptan la venta de
cigarrillos electrónicos o la restringen. Sin embargo, el otro sistema aún está
siendo analizado. Videla se refiere a los dispositivos que usan tabaco
compacto: "Es una tecnología mucho más reciente, conformada dos elementos:
uno que calienta el tabaco y otro formado por tabaco conglomerado. Desde el
Ministerio de Salud estamos evaluando la evidencia. Los fabricantes de este tipo
de dispositivos indican que serian menos tóxicos para la salud y efectivos para
dejar de fumar, pero todavía no tenemos una opinión formada sobre este tipo de
dispositivos" afirma; y resalta que cualquier dispositivo que tenga
nicotina y que pueda generar adicción no es bienvenido.
En Estados Unidos, la FDA (Food & Drug Administration)
está en proceso de revisión tanto el producto de tabaco de riesgo modificado de
Philip Morris como sus aplicaciones de tabaco previas a la comercialización, y
aún no se ha llegado a la conclusión. Por su parte, la Sociedad Estadounidense
del Cáncer cambió su marco de políticas para reconocer que el daño causado por
el tabaco es casi por completo el resultado de la combustión. También
reconocieron la falsedad de la creencia generalizada de que vapear es tan
peligroso como fumar.
En muchos países de América latina, como la Argentina y
Uruguay, los impuestos altos son algunas de las estrategias para reducir el
número de fumadores. El doctor David Levy, investigador y desarrollador de
modelos de tabaco sin humo, indica a este medio que el cigarrillo debe ser el
centro de la política de control de tabaco: "Si realmente quieren que el
consumo de cigarrillos disminuya, los eCig pueden jugar un rol importante. Si
le proporcionás a la gente un buen sustituto del cigarrillo, las políticas de
control de tabaco, que la Argentina y Uruguay han hecho de modo tan exitoso,
pueden ser potencialmente más efectivas".
Según la Organización Mundial de la Salud, el tabaco mata
casi 6 millones de personas cada año en el mundo, un millón de ellas en
América. En Argentina existen tratamientos efectivos evaluados y aprobados por
la ANMAT para dejar de fumar. Se puede obtener asesoramiento integral al
respecto a través del 0800-999-3040 del Programa Nacional de Control del Tabacodel Ministerio de Salud de la Nación.
Fuente: Diario La Nación - Ver más sobre Tabaquismo