Durante décadas, la región de las Américas ha liderado al
mundo en la eliminación de las enfermedades infecciosas que alguna vez fueron
flagelos para la sociedad. Esta región fue la primera en eliminar la
transmisión de la viruela en 1971, un logro que fue seguido por la eliminación
de la poliomielitis en 1994 y la rubéola en 2015.
Estos éxitos ocurrieron porque muchos países se comprometieron
a utilizar un enfoque de Atención Primaria de Salud para responder de manera
efectiva a las necesidades de salud de las comunidades.
El enfoque de Atención Primaria de Salud prioriza la
inversión en el primer nivel de atención, donde se brindan servicios de salud
integrales y de calidad, como vacunas, atención materna y neonatal, y
planificación familiar. Un primer nivel de atención fuerte también sirve como
la columna vertebral para una vigilancia y notificación efectiva de las
enfermedades. Estos son elementos esenciales para crear salvaguardas contra
otras enfermedades transmitidas por mosquitos como el dengue, el chikungunya,
el zika y la fiebre amarilla, que amenazan nuestra salud y prosperidad
colectiva.
Además, pueden desempeñar un papel clave para eliminar la
que una vez fue una de las enfermedades más mortales de la región: el
paludismo.
Hace un siglo, el paludismo era la principal causa de muerte
en casi todas las naciones del mundo. Entonces los científicos descubrieron que
la enfermedad era causada por un parásito transmitido por los mosquitos. Esto
condujo pronto al desarrollo de herramientas efectivas de tratamiento y
prevención. Para el año 2000, casi la mitad de los Estados Miembros de las
Naciones Unidas habían eliminado la enfermedad dentro de sus fronteras.
Hoy estamos más cerca que nunca de eliminar la malaria en
las Américas. A principios del año pasado, la Organización Mundial de la Salud
certificó a Paraguay como libre del paludismo. Y esperamos que la Argentina y
El Salvador sean los siguientes en sumarse a este éxito. Otras naciones que
también han hecho grandes progresos como por ejemplo Belice, Costa Rica y
Surinam, que registraron menos de 100 casos de transmisión local en 2017.
Ecuador y México están dentro de una lista de 21 países, que tienen el
potencial de eliminar la malaria en los próximos años.
Pero a medida que nos acercamos a la eliminación hay un
nuevo peligro: los gobiernos que confían en que el fin está cerca, podrían
desacelerar sus esfuerzos.
La historia muestra que cuando los países apartan la mirada
del paludismo, la eliminación de esta enfermedad da un paso hacia atrás. Así lo
hemos visto recientemente en la región en los países en crisis. Las fallas en
la prestación de atención primaria de salud y los flujos extensos de migrantes
han llevado a un repunte dramático en la incidencia de la malaria que amenaza
los esfuerzos de control en varias naciones. Y cuanto más tiempo se demore la
eliminación, más probable es que surja resistencia a nuestros medicamentos e
insecticidas más eficaces. Ha ocurrido antes con la cloroquina, y podría
ocurrir con los tratamientos actuales con artemisinina.
Siguiendo el lanzamiento del último Informe Mundial de
Malaria por parte de la Organización Mundial de la Salud, que muestra que los
progresos a nivel global se han enlentecido, instamos a todos los países a
comprometerse a librar a este continente de una vez por todas del paludismo.
Muchos países en América Central y en América del Sur ya
están dando buenos modelos de cómo librar esta lucha. Están intensificando sus
esfuerzos para controlar y eliminar el paludismo con el apoyo de los socios sin
fines de lucro y de otras instituciones de desarrollo global. En 2015, Haití y
República Dominicana lanzaron la Alianza Malaria Cero, un programa binacional
de eliminación con apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los
Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados
Unidos , el Centro Cárter y otros socios.
La Agencia de los
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) también ha apoyado a la
OPS en la implementación de un programa de cooperación técnica para el Plan de
Acción para la Eliminación de la Malaria, 2016-2020.
Y en 2018, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y
diversos socios crearon un nuevo mecanismo de financiación y asistencia técnica
-Iniciativa Regional de Eliminación de la Malaria- que busca ayudar a Belice,
Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y
Panamá con aumentar su eficiencia en la vigilancia, la prevención y el
tratamiento en el camino a la eliminación para 2022.
Estos esfuerzos también podrían acelerarse con innovaciones
en el diagnóstico, el tratamiento y el control vectorial, como por ejemplo la
introducción de lo que podría ser un nuevo tratamiento revolucionario para la
malaria por P. vivax, que representa el 80% de todos los casos en la región.
Mientras que el tratamiento actual para el vivax requiere píldoras
administradas durante 7 a 14 días en un horario muy específico, un nuevo tratamiento
en testeo ha demostrado el potencial para curar completamente el vivax con una
dosis mucho más simple.
Hoy en día tenemos la oportunidad de hacer algo que alguna
vez se consideró imposible: podemos acabar con la malaria para siempre. Una de
cada 10 personas en las Américas todavía están en riesgo de contraer paludismo,
pero si trabajamos juntos, podemos crear un futuro en el que nunca más, nadie
sufra o muera por esta enfermedad, que es completamente tratable y prevenible.
Por Carisa F. Etienne: directora de la Organización Panamericana de la
Salud
Fuente: Diario La Nación - Ver más sobre OMS/OPS