El ozono es el mayor atenuador de los rayos UV. Pero afirman
que hay que seguir prestando atención a los horarios. El precio de los
protectores, por las nubes.
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El factor horario no es el único que incide en la intensidad
con la que llegan los rayos ultravioletas: el estado de la capa de ozono
también juega su parte. En noviembre de este año, ONU Medio Ambiente y la
Organización Meteorológica Mundial (OMM) dieron a conocer los resultados de su
última prueba sobre el agotamiento de esa capa: se recupera a entre 1% y 3% por
década. Esa recuperación empezó hacia el año 2000, luego de que durante los
años setenta se detectara el agujero de la capa y en 1987 el Protocolo de
Montreal instara a reducir las emisiones de los materiales que deterioran el
ozono. Según las proyecciones del estudio difundido en noviembre, la capa en el
hemisferio norte y en la latitud media podría recuperarse hacia 2030, la del
hemisferio sur, en 2050, y la de las regiones polares, en 2060.
"El ozono es el principal atenuador de la radiación
solar ultravioleta más energética, denominada UVB, por lo que esta recuperación
debería traducirse en una menor intensidad de dicha radiación. Sin embargo,
esto no se ha detectado aún a nivel mundial, dado que otros componentes de la
atmósfera también han modificado su concentración, tales como las nubes y las
partículas en suspensión", explica Piacentini.
"Es cierto que los protocolos internacionales de
reducción de los gases que afectan la capa de ozono han dado resultados, y
estamos empezando a tener evidencia de que hay signos de agujeros de ozono
antártico que están siendo más pequeños y con menos destrucción neta del ozono.
Pero esta información aún no es definitiva", sostiene Elián Wolfram,
físico y doctor en Ciencias de la Atmósfera, y parte del Instituto de
Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa. Según precisa,
"aún no hay reducción de los niveles de radiación UV en la superficie
terrestre; recién veremos los efectos de la recuperación de la capa de ozono
hacia mitad del siglo XXI".
Para detallar la incidencia que puede tener la reducción del
agujero de ozono en la radiación solar que llega a la superficie terrestre,
Wolfram detalla: "Los científicos llamamos a esta fórmula Factor de
Amplificación de la Radiación. Si el ozono se reduce un 10 por ciento, se
espera un aumento de entre el 10 y el 11 por ciento de la radiación UV en la
superficie. Pero si el ozono se reduce un 50 por ciento, puede haber un aumento
de hasta un 100 por ciento de radiación en la superficie terrestre, porque la
relación no es lineal".
En cuanto al escenario actual, en el que el agujero de la
capa de ozono tiende a reducirse, el especialista explica: "Si el ozono
aumenta 10 por ciento, tendríamos 10 por ciento menos de radiación UV en la
superficie". La mejora de la capa, que actualmente es de entre 1 y 3 por
ciento por década según informó la ONU, tendría una incidencia de esos mismos
porcentajes en cuanto a la reducción de la radiación solar ultravioleta que
llega a la superficie.
Los rayos UV que atraviesan la atmósfera y, en particular,
la capa de ozono, "pueden generar quemaduras, supresión de la inmunidad,
problemas en los ojos -especialmente cataratas- y aumentar los riesgos de
cáncer de piel", detalla Piacentini. Según datos proporcionados por el
Instituto Nacional del Cáncer, en 2018 el melanoma en Argentina ocupó el 21°
lugar en incidencia entre distintos tipos de cáncer en ambos sexos. La tasa es
de 1,41 casos nuevos por cada 100.000 habitantes. En términos de mortalidad, el
cáncer de piel también ocupa el lugar 21°: se calcula que provoca unas 600
muertes por año. Esa tasa se mantiene estable desde 1997.
"Pequeñas dosis de radiación UV que llegan a la piel
son esenciales para la producción de vitamina D, que a la vez juega un rol
importante en el desarrollo esquelético, la formación de glóbulos rojos y la
protección contra la osteoporosis, la artritis y la hipertensión, entre otras
afecciones", explica Wolfram. Es la sobre-exposición a esa radiación la
que puede causar daños: a la piel, a los ojos o al sistema inmune. Evitarla
depende de la hora, del estado de la capa de ozono y, ante esos factores, de
los cuidados que cada persona tenga a su alcance para protegerse.
El precio del protector juega en contra
"No lo conozco", responde Cristina Pascutto,
presidenta de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD). Habla del único
protector solar que el Estado argentino incluyó en su programa Precios
Cuidados. La marca es Cocoa Beach y los 130 mililitros cuestan 175 pesos.
"No está entre los que indico a los pacientes", suma la médica
dermatóloga.
Entre los que sí recomienda para proteger la piel de la radiación
ultravioleta, explica, los precios no bajan de los 500 pesos, y pueden estar
por encima de los 600. "Todavía se considera al foto-protector como un
producto dermo-cosmético. No hemos logrado en Argentina que sea visto como un
producto vinculado a la salud, ni por parte del Estado ni de las obras
sociales", suma Pascutto. "Hay incluso patologías que necesitan
foto-protección constante, como el lupus, y salvo excepciones, ni las obras
sociales ni las prepagas lo cubren".
Aunque el verano es temporada alta de protectores solares en
las góndolas principales de las perfumerías, los especialistas insisten en que
la foto-protección debe implementarse durante todo el año. Y dan consejos:
"En verano, no hay que exponerse al sol entre las 10.30 y las 16.30 por la
intensidad de la radiación ultravioleta en ese momento. Se debe chequear que
los foto-protectores sean de amplio espectro, es decir, que cubran contra todo
tipo de rayos UV. El factor de protección debería estar por encima de 30, y se
debe reaplicar tras hacer actividad física que implique transpirar o después de
entrar al agua. Aunque no se lleven a cabo ninguna de estas actividades, cada
dos horas conviene reforzar la protección", detalla Pascutto.
"Como dermatólogos hay que insistir en el cuidado de la
piel. Si decimos que la capa de ozono está recuperándose y aflojamos, los
pacientes aflojan mucho más, y hay que cuidarse", enfatiza la dermatóloga
Vanina Gegdyszman. En cuanto al cuidado de los más chicos, sostiene:
"Antes de que cumplan un año no se los debe exponer al sol. Y después de
esa edad, conviene usar factor de protección superior a 50. La ropa con filtro
ultravioleta y los sombreros son de mucha ayuda".
"El 80 por ciento de las quemaduras de sol se producen
en zonas urbanas, en el día a día. La foto-protección es necesaria todo el
año", insiste la presidenta de la SAD. Para Gegdyszman "falta
concientización para que la protección solar deje der tomada como algo estético
y optativo". Se trata de una cuestión de salud, aunque la góndola insista
en decir "Cosmética" y las etiquetas de los precios resulten
privativas.
Fuente: Diario Clarín - Ver más Cuidados en Verano