La calidad de vida está mejorando en todo el mundo, en
muchos ámbitos.
Aunque no siempre lo parece. En las encuestas, una gran
mayoría de estadounidenses piensa que la pobreza en el mundo está empeorando o
se ha estancado (en realidad, está mejorando mucho). Además, suelen subestimar,
por un amplio margen, los porcentajes de niños que reciben vacunas en los
países en vías de desarrollo.
Las campañas de salud pública han impulsado grandes mejoras,
pero sigue habiendo prioridades urgentes.
El área con más necesidades es quizá la prevención y el
tratamiento de enfermedades infecciosas.
Devi Sridhar, profesora de Salud Pública Global en la
Universidad de Edimburgo, dijo que debemos enfocarnos en las enfermedades
respiratorias.
"La pulmonía infantil es la principal causa infecciosa
de muerte en niños menores de 5 años y les quita la vida a más niños que la
malaria y la diarrea combinadas", aseveró. En 2016, la enfermedad mató a
casi 880.000 niños, la mayoría menores de 2 años, muertes que se habrían podido
prevenir con vacunas o antibióticos.
Sin embargo, ha habido progreso en la lucha contra algunas
otras enfermedades letales importantes.
Ashish Jha, médico en la Escuela de Salud Pública T. H. Chan
de Harvard y director del Instituto de Salud Global de Harvard, afirmó que se ha
observado una disminución significativa en las tasas de mortalidad infantil en
menores de 5 años (un descenso de más del 50 por ciento en las últimas tres
décadas), y señaló otros avances alentadores:
• La muerte de mujeres durante el parto se ha reducido a la
mitad.• El fallecimiento por malaria se ha reducido de manera considerable.• Ha
habido un gran progreso en el control de la epidemia del VIH.• La expectativa
de vida en todos los países ha aumentado.
El financiamiento para la investigación científica ha
permitido descubrir nuevas terapias, y los programas de financiamiento a nivel
mundial, como Pepfar (Plan de Emergencia del Presidente para Mitigar el Sida)
en Estados Unidos, han facilitado el acceso a los nuevos medicamentos, explicó
Jha. Pepfar, que empezó durante el gobierno de George W. Bush con el fin de
combatir la epidemia del VIH, informa que ha salvado más de dieciséis millones
de vidas, principalmente en África.
Además, es importante establecer organizaciones regionales
para reaccionar ante los brotes, "tal como lo aprendimos con la epidemia
de ébola entre 2014 y 2015 en África occidental", comentó Peter Piot,
médico y director de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
En 2017, la introducción de los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades en África "marcó un avance importante en el
fortalecimiento de la capacidad y la preparación en todo el continente",
afirmó.
En ocasiones, hay inversiones que ni siquiera parecen
relacionadas con la salud. Jha destacó que su primera opción de inversión sería
la educación para niñas. "Más allá del efecto considerable que tiene en la
prosperidad económica, también genera familias más pequeñas, tasas más bajas de
mortalidad infantil, familias y comunidades más estables, y probablemente
niveles menores de enfermedades tan abrumadoras como el VIH".
El mejoramiento de los sistemas de salud puede ser crucial.
Los sistemas deficientes no solo son incapaces de curar a los enfermos, sino
que pueden ser realmente perjudiciales. Un estudio de 2012 publicado en la
revista Health Affairs reveló que en las zonas rurales de India, dos terceras
partes de los profesionales de la salud no contaban con cualificación médica
alguna. Los diagnósticos y tratamientos incorrectos eran mucho más comunes que
los correctos.
En algunos casos, puede que Occidente produzca más daños que
beneficios para la salud en las naciones en vías de desarrollo.
Piot aseguró que se requería una acción prolongada
"para combatir las epidemias crecientes de obesidad y diabetes".
The New York Times informó sobre una práctica que se originó
en Occidente, en la que los gigantes de la industria alimentaria les pagan a
nutriólogos en países en vías desarrollo. Estas empresas internacionales de
alimentos han formado alianzas con científicos y funcionarios de gobierno. En
algunas de estas naciones, la obesidad ahora es algo común, a medida que los
hábitos de alimentación del estilo de vida estadounidense se vuelven más populares.
Casi todos los expertos con los que hablamos coincidieron en
que el tabaquismo es un grave problema. "Necesitamos una iniciativa
radical en contra del tabaquismo", declaró Piot.
En Estados Unidos, los índices de tabaquismo han caído a
mínimos históricos. No obstante, conforme disminuyen las tasas de fumadores en
muchas naciones occidentales, algunas empresas han buscado mantener su acceso a
los mercados de rápido crecimiento en países en vías de desarrollo por medio de
esfuerzos para limitar las leyes antitabaco, según ha informado The New York
Times.
Al igual que en Estados Unidos, el uso excesivo y el abuso
de antibióticos provoca problemas en el mundo en desarrollo. "Aquí la
inversión en la salud pública no implica necesariamente una inversión en el
sistema de salud: también significa invertir en regular los sistemas agrícolas
(y los de producción de alimentos) y los efluentes de las fábricas
farmacéuticas", dijo Sridhar.
Hace algunos meses, explicamos que, a pesar de que la salud
pública tiene una rentabilidad espectacular en Estados Unidos, el país invierte
relativamente poco en este sector. Después, les preguntamos a los expertos
cuáles eran las mayores prioridades para Estados Unidos. (Los lectores también
opinaron).
Las naciones en vías de desarrollo tienen necesidades
distintas. La pobreza claramente está vinculada a la política de esos
territorios, a si tienen instituciones democráticas y estables o no. Además de
apoyar a esas instituciones, ¿qué más puede hacer Occidente para ayudar?
Jha mencionó que podríamos cooperar con el financiamiento
del desarrollo de pruebas diagnósticas y medicamentos para combatir
enfermedades que amenazan a los países pobres en mayor medida, tales como la
tuberculosis. Comentó que ayudar a financiar la expansión del personal de salud
era otra prioridad fundamental: "La mayoría de los países en vías de
desarrollo no tienen suficientes funcionarios de salud pública ni programas
para capacitarlos".
Sridhar concordó. "Primero, se debe financiar e
invertir en la investigación y el desarrollo para combatir enfermedades y
afecciones desatendidas a fin de desarrollar mejores métodos de diagnóstico,
vacunas y tratamientos". Prosiguió: "Necesitamos seguir apoyando a
instituciones como la Organización Mundial de la Salud y el Fondo mundial para
la lucha contra el VIH/sida, la tuberculosis y la malaria (GFATM)".
Agregó un último punto: "Para gestionar la amenaza que
representan las infecciones resistentes a los medicamentos, lo cual ya es un
problema grave en los países pobres, se debe presionar a todos los gobiernos
para que lleguen a un acuerdo vinculante con Naciones Unidas para regular el
uso de antibióticos en los humanos, la agricultura y el medioambiente, en
particular en los países de ingresos medios". Por supuesto que una medida
como esa sería de ayuda para todas las naciones por igual.
En ocasiones, los esfuerzos para ayudar a los pobres pueden
verse debilitados por una sensación de desesperanza. Los gigantescos avances
que se han obtenido en los últimos años demuestran que el panorama aún está
lleno de esperanza, y señalan el camino hacia la posibilidad de un mayor
progreso.
Fuente: Diario Infobae ( Copyright: 2019 The New York Times News Service)