El Chagas, laleishmaniasis y laenfermedad
del sueño son tres de las conocidas como enfermedades de los pobres. A pesar de
que afectan a más de 20 millones de personas en el mundo y causan más de 50.000
muertes cada año, quienes las sufren viven en los países más desfavorecidos del
planeta -principalmente en Latinoamérica, África y Asia-, por lo que no son
precisamente unas dolencias rentables para las grandes compañías
farmacéuticas.
Así las cosas, los tratamientos que existen, si es que los hay,
están obsoletos, no son lo suficientemente eficaces o tienen demasiados efectos
secundarios. Muchas veces, ni siquiera llegan a los pacientes. Las cifras del
Chagas, por ejemplo, son impresionantes, y reflejan la marginalidad a la que se
ven abocados quienes sufren esta enfermedad causada por el parásito Trypanosoma
cruzi: en la actualidad, sólo el 1% de los infectados recibe la medicación que
necesita. A este ritmo, se tardarían unos 300 años en tratar a todos los
afectados.
La leishmaniasis, por su parte, es otra de las patologías más
asociadas a la pobreza, ya que suele darse en personas malnutridas, con malas
condiciones de vida y un sistema inmunitario débil. La leishmaniasis visceral,
su forma más grave -también conocida como kala azar- es mortal si no se trata.
En cuanto a la enfermedad del sueño, su diagnóstico y tratamiento son
complejos, y los medicamentos que se usan "son tóxicos y difíciles de
administrar", en palabras de la Organización Mundial de la Salud.
Sin
embargo, hoy podría decirse, aunque con cautela, que los golpeados por estas
tres enfermedades están de enhorabuena, ya que el hallazgo presentado en Nature
contra estas dolencias, aunque es preliminar, también es prometedor. La revista
recoge en sus páginas un nuevo compuesto identificado por un grupo de científicos
estadounidenses que ha conseguido matar al parásito responsable de las tres
dolencias. Por el momento, sólo lo han probado en ratones, y aunque todavía es
demasiado pronto para aventurar si funcionaría en humanos, se trata, sin duda,
de una buena noticia para unas enfermedades sobre las que la investigación es
más bien escasa.
Más de tres millones de compuestos
El Chagas, la leishmaniasis y
la enfermedad del sueño están causados, respectivamente, por el Trypanosoma
cruzi, la Leishmania spp. y el Trypanosoma brucei spp. Los tres tienen en común
que son kinetoplástidos, unos organismos unicelulares con una secuenciación
genómica y biológica similar.
Aprovechando esta circunstancia, un equipo de
investigadores del Instituto de Genómica de la Fundación de Investigación
Novartis (San Diego, California) probaron más de tres millones de compuestos
hasta dar con el que han venido a llamar GNF6702. Éste demostró ser efectivo
contra los tres parásitos, al tiempo que no dañaba las células humanas.
"Es
la primera vez que se ha logrado identificar un fármaco preclínico que puede
curar las tres infecciones en modelos con ratones", explica a EL MUNDO
Frantisek Supek, autor del trabajo. "GNF6702 es una pequeña molécula
orgánica que tiene propiedades curativas y que, potencialmente, podría ser
administrada en forma de píldora, aunque hace falta más investigación para
comprobar si esto es posible", continúa.
"Lo interesante de este
trabajo es ver cómo se pueden inhibir de la misma manera estos tres parásitos,
que están muy relacionados evolutivamente", explica a EL MUNDO Luis
Izquierdo, investigador de ISGlobal, al hablar sobre el compuesto descrito en
Nature, que ha logrado bloquear la actividad de la proteasoma (una estructura
encargada de la degradación de proteínas) de los parásitos con los que se había
infectado a los ratones.
'Un estudio impresionante'
Dolores Bargues, bióloga
molecular de parásitos y vectores en la Universidad de Valencia, se muestra
entusiasmada con la investigación: "Han hecho un estudio impresionante, es
un trabajo muy muy serio, utilizando distintos tipos de ratones y analizando
distintos tipos de cepas", dice.
Y es que en las tres dolencias se han
obtenido resultados esperanzadores: en la leishmaniasis visceral, la terapia
oral con GNF6702 produjo un efecto más pronunciado en la reducción de la carga
parasitaria que la milfetosina, el único tratamiento disponible actualmente
contra esta enfermedad. En la leishmaniasis cutánea, su forma más frecuente,
que deja cicatrices de por vida y afecta a un millón de personas al año, la
reducción fue todavía más pronunciada.
En cuanto a la enfermedad del sueño, a
los ratones a los que se le administró el compuesto no se les detectó parásitos
en el cerebro al terminar el experimento, mientras que éstos sí se detectaron en
aquellos a los que se había tratado con la terapia estándar. En este caso, para
que el fármaco penetrara en el cerebro, "tuvimos que usar una dosis más
alta de GNF6702", cuenta Supek, que admite que es posible que, con la
concentración que usaron -100 mg/kg-, el fármaco "podría ser tóxico para
otro órgano del cuerpo". "Si éste fuera el caso, puede que
necesitemos encontrar otra molécula que pueda entrar fácilmente en el cerebro y
curar la infección sin ser tóxica para el resto de órganos", aclara.
El
hecho de haber podido frenar el parásito en el cerebro, explica Bargues, es muy
importante, "porque un medicamento que sea capaz de atravesar la barrera
hematoencefálica es algo brutal".
Es en el Chagas donde estos
investigadores han obtenido los resultados más modestos. Y no porque hayan sido
malos, sino porque, en este caso, la administración de GNF6702 a los ratones se
ha limitado a igualar el efecto del benznidazol, el medicamento más extendido
contra el Chagas, que tiene, sin embargo, varios e importantes efectos
secundarios en quienes lo reciben.
Evaluar su toxicidad para las pruebas en humanos
Así las
cosas, y aunque por el momento los resultados sean sólo en ratones, se trata
sin duda de un buen primer punto de partida contra tres de las enfermedades que
afectan a las personas más pobres del planeta. El hecho de que un solo
compuesto pudiera actuar como diana terapéutica de tres enfermedades distintas
sería sin duda una excelente noticia. Pero todavía es pronto para saber si esto
será posible.
"Ellos son muy conscientes de que de los ratones a los
humanos hay un trecho, pero todo lo que sea un paso más en la investigación es
una puerta abierta, una nueva esperanza", señala Bargues en conversación
con EL MUNDO. Esta experta enfatiza la complejidad de encontrar una cura para
este tipo de enfermedades parasitarias, ya que existen "muchísimas cepas y
subespecies distintas".
El próximo paso es probar GNF6702 en humanos, aunque
todavía no hay fecha para el comienzo de los ensayos clínicos. Por el momento,
explican a este periódico los autores del estudio, "se está evaluando la
toxicidad del compuesto", y en función de la información obtenida, se
darán los siguientes pasos. "Es una apuesta nueva para un nuevo modelo de
tratamiento que ojalá dé buenos resultados, porque algunas de las terapias que
tenemos ahora para estas enfermedades tienen una efectividad muy
reducida", señala Bargues.
Habrá que esperar, por tanto, para ver si los
próximos datos siguen siendo positivos y se puede seguir adelante en este nuevo
camino que requerirá, también, de una entidad que ponga sobre la mesa el dinero
necesario para apostar por una terapia cuyo retorno económico no será tan
evidente como con otras enfermedades.
Fuente: Diario El Mundo