Dos expertos explican la importancia de los
chequeos de rutina, la alimentación adecuada, el ejercicio físico y la consulta
temprana ante ciertos signos de alerta. Destacan además que el cuidado del
corazón debe empezar en la infancia.
Alrededor del 30% de las personas que sufren un infarto de
miocardio lo hacen de manera asintomática.
De ahí la importancia de realizarse chequeos cardiovasculares a pesar de
no tener síntomas, subrayó el doctor Alejandro Deviggiano, médico especialista
en Cardiología y coordinador del departamento de Estudios Cardiovasculares No
Invasivos de Diagnóstico Maipú.
Según explicó el experto, los principales factores de riesgo
cardiovascular son la hipertensión arterial, la dislipemia, la diabetes, el
tabaquismo y el sedentarismo. “El estrés y desencadenantes emocionales como un
divorcio, el fallecimiento de un familiar o la pérdida de un empleo pueden
estar relacionados con la predisposición a desarrollar un infarto agudo de
miocardio”, añadió.
Al igual que en el resto del mundo, la enfermedad
cardiovascular representa en la Argentina la principal causa de
morbimortalidad, con una tasa estimada de 227,4 muertes cada 100.000
habitantes. Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el
80% de los infartos de miocardio y de los accidentes cerebrovasculares
prematuros son prevenibles.
“Es importante que ante la presencia de un dolor precordial
se consulte al médico para realizar un chequeo”, enfatizó el especialista,
quien detalló que éste consiste en un examen clínico que incluye
interrogatorio, examen físico, la toma de la tensión arterial,
electrocardiograma y un análisis de sangre. Luego se continúa, en base a las
características del paciente, con un ecocardiograma doppler y una prueba de
esfuerzo.
“Las pruebas de esfuerzo están destinadas a la detección de
obstrucciones coronarias significativas y se pueden efectuar con una ergometría
o electrocardiograma de esfuerzo, una ecocardiografía de estrés o un estudio de
medicina nuclear SPECT”, explicó Deviggiano.
En caso de detectar signos que indiquen la presencia de una
obstrucción coronaria, al paciente se le solicita habitualmente un cateterismo
cardíaco para confirmar la presencia de lesiones coronarias, prosiguió. En base
a los hallazgos, se puede continuar con tratamiento médico, efectuar una
angioplastia o una cirugía de By pass.
Paro cardíaco o infarto
Por otra parte, el profesional habló de la diferencia que
existe entre paro cardíaco e infarto, dos términos que a menudo se utilizan
como sinónimo.
“El paro cardíaco es la detención del corazón que se produce
como resultado de una enfermedad en su etapa final o en forma inesperada
originando una muerte súbita. Las causas más frecuentes del paro cardíaco son
la fibrilación ventricular o la asistolia que hacen que el corazón deje de
latir”, precisó el cardiólogo, quien añadió que ambas pueden estar originadas
por un ataque cardíaco o infarto.
En tanto, Deviggiano indicó que el ataque al corazón o
infarto agudo de miocardio sucede cuando se obstruye de manera repentina una
arteria coronaria, limitando de manera parcial o total el flujo de sangre
oxigenada que llega a una parte del músculo cardíaco, lo cual genera un déficit de oxígeno que limita su
funcionamiento normal. A este fenómeno se lo denomina “isquemia”.
“Si el flujo de sangre oxigenada no se restablece
rápidamente, esa parte del músculo cardíaco empieza a morir y deja de moverse.
Como consecuencia, pueden surgir diversas complicaciones como la insuficiencia
cardíaca y arritmias graves como la taquicardia o fibrilación ventricular”,
prosiguió.
Señales de alerta
Asimismo, el cardiólogo enumeró los síntomas característicos
al momento de un ataque cardíaco:
*Molestias o dolor en
el pecho. El paciente describe habitualmente una opresión precordial, localizada
por lo general del lado izquierdo del pecho que causa incomodidad, puede ser
leve o intensa. Estas molestias o dolores a menudo suelen duran unos minutos o
desaparecen y vuelven a aparecer.
*Las molestias pueden
localizarse también en uno o ambos brazos, la espalda, el cuello, la mandíbula
o la parte superior del abdomen. Suelen asociarse a sudoración profusa y fría,
náuseas, vómitos, sensación de desasosiego y dificultad para respirar (disnea).
“Reconocer el origen cardíaco de un dolor en el pecho, reaccionar
inmediatamente y llamar a los servicios de emergencia antes del colapso de una
víctima puede salvar la vida y limitar el daño que sufrirá el corazón. La
rápida llegada del servicio de emergencias médicas, a ser posible antes de que
la parada cardíaca haya ocurrido, conduce a una mayor supervivencia”, remarcó
Deviggiano.
El estrés
Según alertó el especialista, se cree que el estrés es un
factor que contribuye al riesgo cardiovascular. “Si bien aún se están
estudiando los efectos del estrés emocional, los hábitos y la situación
socioeconómica en el riesgo de sufrir enfermedades del corazón y ataque
cardíaco, en momentos de estrés el sistema nervioso libera más hormonas
(principalmente adrenalina). Estas hormonas aumentan la presión arterial y la frecuencia
cardíaca, lo que genera un aumento del consumo de oxígeno por el corazón”,
describió.
Además, apuntó que el estrés también aumenta la
concentración de factores de coagulación en sangre, aumentando así el riesgo de
que se forme un coágulo. Los coágulos pueden obstruir totalmente una arteria ya
parcialmente obstruida por una lesión ateroesclerótica y ocasionar un ataque al
corazón.
“El estrés también puede contribuir a otros factores de
riesgo. Por ejemplo, una persona que sufre de estrés puede comer más de lo que
debe para reconfortarse, lo que se relaciona con el aumento de peso y el
colesterol en sangre. Puede comenzar a fumar o hacerlo más de lo habitual”,
manifestó el especialista, quien recordó que se han descripto gatillos o
desencadenantes emocionales relacionados con la predisposición a desarrollar un
infarto como el divorcio, el fallecimiento de un familiar, la mudanza y la
pérdida del empleo.
Sanos consejos
La alimentación saludable y la actividad física regular son
los principales factores para mantener una buena salud durante toda la vida.
En ese sentido, Deviggiano enfatizó que una alimentación
variada, completa y equilibrada que cubra nuestras necesidades previene o al
menos reduce la posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares.
La ingesta de una dieta saludable con bajo contenido de
grasas animales, sal e hidratos de carbono previene el desarrollo de los
factores de riesgo cardiovasculares que afectan a gran parte de la población
como la hipertensión arterial, el aumento del colesterol sanguíneo
(hipercolesterolemia), la diabetes y el sobrepeso.
También se recomienda el consumo de fibra a través de la
ingesta de frutas y verduras, así como de cereales, fuente de vitaminas y
minerales. Además, es aconsejable el consumo de carnes magras con bajo
contenido graso, como el peceto y la cuadrada; el pescado, especialmente los de
aguas profundas, como el atún y el abadejo, debido a que al alto contenido de
ácidos grasos omega 3 disminuye los niveles de colesterol.
“Es conveniente reducir el consumo de ácidos grasos trans
que suelen estar en alimentos procesados como galletitas y margarina ya que los
mismos aumentan el colesterol LDL denominado comúnmente colesterol ‘malo’”,
comentó el experto.
“Estos ácidos grasos se forman durante la hidrogenación de
los aceites, proceso usado en la industria alimenticia para volver sólida una
grasa insaturada como el aceite vegetal. Para prevenir el aumento de peso y los
niveles de presión arterial es aconsejable la disminución en el consumo de sal
y azúcar”, agregó.
Además, el cardiólogo
recomendó realizar actividad física regularmente: 30 minutos de ejercicio
aeróbico diario como caminar, andar en bicicleta, nadar, etc. “Es fundamental
que la población trate de hacer ejercicio físico en su vida cotidiana, por
ejemplo, que suban por las escaleras en vez de utilizar el ascensor, y si van a
trabajar en transportes públicos, a la ida o a la vuelta, se baje una o dos
estaciones previas para hacer el resto del camino a pie”, concluyó.
Desde niños
Para tener de adultos un corazón sano y fuerte hay que
cuidarlo desde chicos. En ese sentido, los dos aspectos más importantes para
que el corazón de los niños crezca sano son: mantener una actividad física
apropiada para cada edad y tener una alimentación sana.
"Los chicos suelen comer bastante comida chatarra y,
dado que pasan bastante tiempo en el colegio, consumen viandas a veces poco
saludables”, explicó el cardiólogo infantil, doctor Rafael Ahuad, médico de
planta del Servicio de Cardiología del Hospital de Niños R. Gutiérrez.
Como consecuencia, el especialista aseguró que hay una
incidencia cada vez mayor de obesidad en los chicos, lo cual no es bueno para
ningún órgano, pero sobre todo para el corazón.
“Es importante concientizar a los padres que los niños
obesos, de adultos pueden padecer varios problemas, como por ejemplo
hipertensión arterial. La obesidad va de la mano de la mala alimentación y es
un problema cultural porque los chicos obesos, en gran porcentaje, provienen de
familias de obesos que consideran que eso es lo normal. Lamentablemente, la
obesidad está en incremento en el mundo entero”, remarcó.
Más allá de los estudios cardiológicos que se le realizan a
los recién nacidos (electrocardiograma y ecocardiograma doppler), Ahuad
recomendó que los chicos se realicen un control cardiológico una vez por año,
fundamentalmente si hacen deporte competitivo.
La enfermedad cardiológica más frecuente en niños son las
cardiopatías congénitas, mientras que la consulta más habitual son los soplos.
“Por este motivo, es que resultan tan importantes los chequeos ya que de acuerdo
a la cardiopatía se hace un diagnóstico y se determina el tratamiento”,
detalló.
En cuanto a los adolescentes, el profesional apuntó que se
sugiere que hagan deporte en la medida justa, es decir, no excesivo ni con
sobrecarga ya que es la época en la que el corazón se está desarrollando y
puede resultar poco saludable. “Lo mismo con la ingesta extra de complejos con
multiproteínas, los cuales no son beneficiosos para el crecimiento del corazón,
y de ser necesarios, deben estar indicados por un médico o nutricionista
deportólogo”, aclaró.
“Hoy los chicos están tratando de ser muy musculosos y hacen
un exagerado trabajo con pesas. Ello, junto con el alcohol y el cigarrillo,
hace que tengan mayores probabilidades de problemas cardiovasculares en el
futuro. Por eso es recomendable que, al igual que los niños, se realicen un
control cardiológico una vez por año”, finalizó Ahuad.
Fuente: Diario La Prensa - Ver más sobre Salud Cardiovascular