Una vez más, la pequeña y estable democracia centroamericana
emerge como la mejor de su clase, con un aventajado sistema universal de salud
pública y una población que, en su gran mayoría, ha acatado las medidas
sanitarias emitidas por el Gobierno.
Mientras otros países de América enfrentan la peor
fase de la epidemia del coronavirus, Costa Rica acumula seis días de reducción
sostenida de los casos activos y la más baja mortalidad derivada del brote
epidémico en el continente.
Una vez más, la pequeña y estable democracia centroamericana
emerge como la mejor de su clase, con un aventajado sistema universal de salud
pública y una población que, en su gran mayoría, ha acatado las medidas
sanitarias emitidas por el Gobierno.
El Ministerio de Salud de Costa Rica reportó este miércoles
un total de 681 casos de coronavirus, 48 días después de confirmar al primer
enfermo, un turista estadounidense. Es el acumulado después de seis jornadas en
que los nuevos pacientes han sido menos que los recuperados.
La suma de nuevos casos en los últimos seis días es de 39 y
de recuperados, 106. Esto permitió que los casos activos se redujeran de 564 a
495 en el país de 5 millones de habitantes. Mientras, América está a punto de
tomar el lugar de Europa como el nuevo foco de la epidemia, tras sobrepasar el
millón de infectados.
El reporte de las autoridades sanitarias costarricenses
presenta seis muertes asociadas al COVID-19, la enfermedad provocada por el
coronavirus. Esto coloca la tasa de letalidad en 0,9%, la más baja entre los
países del continente, según cifras de la universidad Johns Hopkins, en Estados
Unidos.
En hospitales del país sólo se registraban 11 enfermos de
coronavirus. De ellos, apenas dos estaban en el nosocomio acondicionado
especialmente para atender a enfermos por este virus, lo que dejaba 86 camas
disponibles.
"La respuesta, en general de la población, ha sido
satisfactoria. Han entendido el momento histórico que estamos viviendo",
dijo el miércoles el ministro de Salud, Daniel Salas.
"Hemos tenido una leve disminución (de los casos
activos), pero vamos caminando sobre un piso muy frágil, porque la gran mayoría
de la gente no se ha infectado. Por eso debemos mentalizarnos de que falta
bastante", agregó en rueda de prensa.
Aunque no hay explicaciones concluyentes, expertos atribuyen
los buenos resultados, hasta ahora, al sistema de salud amplio y gratuito, a la
detección temprana de los casos y al acatamiento mayoritario de las medidas que
recomienda cada día el Ministerio de Salud: higiene, cuarentena y
distanciamiento físico.
Según un reporte de Google, basado en estadísticas de
teléfonos móviles, las visitas a comercios y lugares recreativos en Costa Rica
bajaron un 84% y a parques y playas, un 82%; números similares a países como
Perú, que impusieron una cuarentena obligatoria.
Mientras que la mayoría de naciones están enfrascadas en una
lucha sin cuartel por conseguir ventiladores mecánicos para ayudar a respirar a
los enfermos críticos con COVID-19, el país centroamericano cuenta con unas 400
unidades y, recientemente, adquirió unas 300 más.
Acierto
Desde el 18 de abril -y hasta el 15 de mayo- Costa
Rica mantiene cerrado el ingreso de extranjeros a su territorio y ha reforzado
la vigilancia policial en las fronteras, por donde entraban, cada semana, de
manera irregular cientos de nicaragüenses, la mayor población extranjera en el
pequeño país.
Además, están prohibidos todos los eventos masivos hasta
septiembre y el año lectivo por tiempo indefinido. Los restaurantes trabajan a
media capacidad y los bares están cerrados. También se prohibieron los cortes
de agua, necesaria para lavarse constantemente las manos y prevenir la
infección.
A falta de un toque de queda avalado por la Constitución, se
restringió el tránsito de vehículos y aumentaron las multas para los
infractores.
"Hay hipótesis que se deben comprobar y se debe ver lo
que pasará en las semanas siguientes, pero sí creo que un acierto ha sido el
seguimiento estricto a los casos para ver las cadenas de transmisión",
dijo a Reuters la infectóloga María Luisa Ávila, ministra de Salud en dos
gobiernos anteriores.
Aunque diputados opositores piden realizar pruebas masivas,
el Ministerio de Salud responde que aplica las necesarias, según los casos
sospechosos que capten. La cifra oficial es de 11.776 pruebas, 235 por cada
100.000 habitantes, una cantidad que coloca al país en el punto medio en
Latinoamérica.
El lento avance de la enfermedad en Costa Rica contrasta con
el de su vecino del sur, Panamá, que acumula 4.992 casos de coronavirus y 144
fallecidos, con una población cercana a los 4,2 millones de habitantes, un
millón menos que Costa Rica.
En Nicaragua, vecino del norte de Costa Rica y origen del 8%
de la población en el país, el Gobierno sólo reporta 10 casos y dos muertes,
aunque médicos independientes y organizaciones internacionales temen que el
registro esté lejos de la realidad.
De hecho, la laxitud de Nicaragua, que ha aupado los eventos
masivos, preocupa a Costa Rica, cuyo gobierno dijo que no descarta tomar
acciones internacionales y pedir a la Organización Mundial de la Salud (OMS)
que supervise las acciones de la administración de Daniel Ortega.
Fuente: América (Economía) - Ver más sobre COVID-19